El 56,6% de los españoles se siente desprotegido mientras navega Intet, y el 77% percibe inseguridad en la compra telemática. No les falta razón. En 2008, se detectaron 3.127 intentos de fraude en Intet dirigidos a entidades financieras, el doble que el año anterior, y hubo más de 135.000 estafas Intet en todo el mundo, un 66% más que en 2007. El fraude a través de cajeros automáticos aumentó en Europa un 149%, con pérdidas de 500 millones de euros. Incontables los delitos cometidos contra la propiedad intelectual. El pirateo de programas informáticos contabilizado, y no está todo, arroja la cifra de 739 millones de euros en pérdidas. En España se descargaron 350 millones de películas de forma ilegal a través de Intet, no me extraña que estén cerrando las salas de cine más pequeñas.
Son las cifras concluyentes del 3º Congreso Nacional de Policías Tecnológicas organizado Business Software Alliance (aglutina a las empresas de software) y las administraciones, que ha reunido a policías, jueves, fiscales y expertos en seguridad. Han dicho que la sensación de inseguridad es uno de los factores que pide el desarrollo de la Sociedad de la Información. Y han coincidido al afirmar que la persecución de los delitos tecnológicos es clave para el desarrollo eficiente y seguro de la Sociedad de la Información.
Me consta el trabajo realizado en este sentido la Guardia Civil y la Policía Nacional, las empresas de antivirus invierten en programas cada vez más sofisticados. Pero en el congreso se ha reconocido que el uso de las nuevas tecnologías de la información conlleva un incremento de los delitos telemáticos en Intet, teléfono y mediante los sistemas de pago. Con lo que entraríamos en una especie de espiral posible de parar ante los avances tecnológicos, y de un “fatum” ante el que solo se puede cruzar los dedos para que “a mi no me toque”. Una experta telemática de un banco me detalló durante una comida todo el sistema de claves que mantenía para sus tarjetas de pago y acceso a sus cuentas Intet, posible de emular un ser humano normal. O funcionamos como nuestros abuelos, o a asumir el destino fatal.
SUSANA BLÁZQUEZ
PERIODISTA