Era la prera vez y sigue siendo así que Harland & Wolff encargaba un trabajo semejante. “Que te pidan que ilustres el barco más célebre de la historia, un icono jamás modelado antes, es algo genial”.
A sus 63 años, Kohs no construye las maquetas él mismo, sino que emplea a equipos de artesanos de diferentes partes del mundo. Los que construyeron ésta se encontraban en Riga, capital de Letonia, bajo el mando de Ditry Maruschak. Cuando se enteró del encargo, “Maruschak se volvió loco y dijo, ‘Sí, debemos hacerlo’. Los lituanos habían crecido sin ningún tipo de censura sobre la tragedia. Todos conocían la historia”, comenta Kohs. “Todo el mundo sabe lo del Titanic. Todo el mundo”.
Maruschak y su equipo de seis hombres trabajaron en esta maqueta de 5,6 metros a escala 1:48 durante siete años tres años más de lo que se tardó en fabricar el barco real de 269 metros. La gran copia pesa 680 kilos y cuenta con embellecedores de teca y señalizaciones precisas, y en algunos casos, legibles únicamente a través de una lupa.
La obra dispone de más de 3,3 millones de remaches de distintos tamaños siendo de 0,5 milímetros los más grandes y de 0,2 milímetros los más pequeños. “Hizo falta cuatro hombres trabajando doce horas al día durante dos años dedicándose exclusivamente a los remaches. Cada uno está exactamente en el mismo lugar que en el barco real. Taladrábamos los agujeros uno a uno; los trabajadores los colocaban con herramientas de 15,25 cm y martillos de joyero. Pensé que lo dejarían la prera semana, pero se obsesionaron con el trabajo. Era el reto final. Si lo lográbamos, ninguna maqueta de barco sería igual a la nuestra”, explica Kohs.
Todo este minucioso trabajo artesanal justifica el precio de esta auténtica obra de arte, que ronda los 1,8 millones de euros. (www.fineartmodels.com)
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