España se encuentra entre los países europeos de mayor consumo de antibióticos y, como consecuencia, de mayor centaje de cepas bacterianas resistentes. Nuevas técnicas microbiológicas permitirán prescribir antibióticos sólo cuando haya evidencia de sus genes de resistencia.
La resistencia a los antibióticos puede ocurrir de manera natural como consecuencia de mutaciones en los genes de una bacteria. Sin embargo, el uso un motivo equivocado y la mala administración de los antibióticos acelera la aparición y la propagación de bacterias resistentes.
Los datos del Sistema Europeo de Vigilancia de la Resistencia a los Anticrobianos muestran que la resistencia aumenta en aquellos países en los que el consumo de antibióticos es más elevado, ese es el caso de España, unos de los países más consumidores de antibióticos junto con Lituania y Rumania.
La mayoría de los resfriados y la gripe están causados virus frente a los cuales los antibióticos no son eficaces. En estos casos, la enfermedad no mejorará si se toman antibióticos. Sin embargo la situación en la actualidad es bien diferente, y su uso se hace en gran parte de manera indiscrinada.
Más de un 85% del consumo de antibióticos es extrahospitalario y de éste, una gran parte lo ocupa el tratamiento de las infecciones respiratorias, que en la mayoría de los casos no requieren tratamiento antibiótico al tratarse de infecciones víricas.
En este sentido, los expertos aseguran que la verdadera pandemia de nuestra sociedad es la resistencia a los antibióticos. La situación está empeorando con la aparición de nuevas cepas bacterianas resistentes a varios antibióticos al mismo tiempo. El tratamiento de las infecciones causadas bacterias resistentes plantea un reto: los antibióticos que se utilizan habitualmente ya no son eficaces y los médicos tienen que elegir otros distintos, lo que puede hacer que los Pacientes tarden más tiempo en recibir el tratamiento correcto y provocar complicaciones e incluso la muerte.
Actualmente, los métodos in Vitro son los preferidos para vigilar la resistencia de la gran mayoría de las bacterias patógenas causantes de las enfermedades que se tratan con antibióticos. Por ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a controlar la resistencia a los anticrobianos para poder comprender las tendencias del fenómeno, elaborar guías de tratamiento y definir de un modo correcto la eficacia de las intervenciones.