El paciente Henry Molaison ha cedido toda su vida a la investigación médica. Gracias a él se han descubierto campos de la neurología antes desconocidos relacionados con la memoria y el aprendizaje.
Henry Gustav Molaison, más conocido como el paciente sin memoria H.M., murió el año pasado con 82 años. Tras un accidente de bicicleta, sufrió ataques epilépticos tan fuertes que se sometió a una operación quirúrgica experental. Así logró que sus síntomas desaparecieran pero también lo hizo su memoria a largo plazo. Y es que en la operación le extirparon parte del hipocampo, lo que le produjo una amnesia profunda e irreversible, que hacía que viviera en un continuo presente.
Durante más de medio siglo, Molaison participó en cientos de experentos, estudios e investigaciones sobre la memoria y el aprendizaje. Y gracias a ello, se descubrió la existencia de dos sistemas en el cerebro para la creación de recuerdos nuevos lo que supuso un gran avance en el campo de la neurología.
Pero la historia de este paciente va más allá de su vida. Consciente de su situación, quiso donar su cerebro una vez hubiera fallecido para que continuasen las investigaciones. La disección ha sido realizada en el Observatorio Cerebral de la Universidad de San Diego (California, EEUU) y se ha retransmitido en directo. Se han obtenido 2.500 muestras de tejido para su análisis y un mapa de su cerebro tan detallado como los que ofrece Google Earth, según informa The New York Tes.
Antes de su operación, se pensaba que la memoria estaba distribuida todo el cerebro. Sin embargo, la lesión sufrida Molaison, junto a los estudios de Brenda Millner, profesora de cognición neurocientífica en el Instituto Neurológico Montreal, demostraron que existen lo menos dos sistemas para recordar y que uno puede existir independientemente del otro. Desde entonces, el hipocampo es reconocido como promotor de la memoria declarativa que se encarga de recordar todo lo que se experenta en el día y guardarlo hasta que la memoria consciente los necesite.
Así lo expresó la doctora que trabajó con él, Suzanne Corkin, neuróloga del Massachusetts Institute of Technology: ‘antes de él, no se sabía que la memoria se podía localizar en lugares específicos del cerebro’.
Cerebro de HM tras la extirpación del hipocampo | Ubicación del hipocampo |
Estas investigaciones mostraron que Molaison tenía intacta la memoria a corto plazo, ‘él era capaz de retener pensamientos durante 20 segundos. El problema venía al momento de mantenerlos más tiempo, sin el hipocampo esto era posible’, según ha dicho Brenda Millner, profesora de cognición neurocientífica en el Instituto Neurológico Montreal, en la Universidad McGill.
Pero no acaban aquí los estudios, además descubrieron que tenía otro tipo de memoria, que no dependía del hipocampo. Molaison podía aprender, con entrenamiento y práctica, y recordar destrezas y habilidades motoras como montar en bicicleta. Lo que no podía recordar es qué había aprendido y quién se lo había enseñado.
Pero, el paso de la información de la memoria a corto a la memoria a largo plazo es posible sin un hipocampo intacto. Por tanto, a Molaison se le consideró como un amnésico ‘puro’. Entre otras palabras, su mundo y su tiempo se congelaron el día de su operación.
Estas investigaciones se han querido dar a conocer y ha sido PBS NOVA quien ha producido un documental que explica cómo el Brain Observatory emplea el cerebro de Molaison para descubrir más pistas y que se puede ver en Intet en http://thebrainobservatory.ucsd.edu/nova.php
Además, la doctora Corkin ha escrito un libro sobre esta historia titulado Memory’s Ghost: The Nature of Memory and the Strange Tale of Mr. M. Y no quedándose cortos, Columbia Pictures ha comprado los derechos de la obra y planea llevarla a la gran pantalla el próxo año, en 2010.
En el cine ya se conocen historias como la de Molaison. En el año 2000 se estrenó la película Memento que trata sobre un hombre que sufrió un trauma cerebral que le causó amnesia y era incapaz de almacenar nuevos recuerdos.
A Molaison se le considera la persona más estudiada en la historia de la neurociencia. Y no solo que su caso fuera interesante, sino su manifiesto deseo de ser investigado. Él mismo dijo en una ocasión: ‘lo que se ha aprendido sobre mí ayudará a otros, eso me alegra’.