Estamos en un momento en el que la agen los es prácticamente todo. Por eso, en Adicciones Digitales (www.adiccionesdigitales.es) hemos iniciado una línea de trabajo con profesionales que tienen que hablar en público y que generalmente no lo han hecho nunca. Sienten un terrible miedo escénico que no saben qué hacer ni cómo hacerlo.
A principios de diciembre me llamaron de una empresa multinacional con sede en más de treinta países. Van a tener una reunión regional en España antes de fin de año. Hay un directivo al que le ha tocado la china; tiene que hablar ante sus compañeros de diferentes países y convencerles de las bondades del trabajo de la delegación española.
Luis, nombre ficticio de nuestro protagonista, tiene dos problemas: es más parao que el caballete de un fotógrafo y tiene que hablar en inglés, una lengua que para él no tiene secretos que la habla regularmente en el trabajo pero que le pone a la hora de dar una charla en ese idioma. Como si dar una charla no fuese, sple y llanamente, comunicar ideas, igual que hacemos en una conversación normal.
Luis tiene que hablar durante media hora y explicar los planes de la compañía y convencer a todos de que la división española está en condiciones de seguir atando valor al resto del grupo. Y supuesto, todo ello tiene que hacerlo de forma amena, sin aburrir.
Para que todo funcione es tante el mensaje, la forma en la que se da y el lugar donde se hace. La gente tiene que estar cómoda pero no demasiado, no sea que se duerman.
Todavía tenemos algunos días para trabajar en el tema antes de la presentación definitiva. Y seguos puliendo fallos que tiene Luis a la hora comunicar a con otros. Lo prero que le pedí es que me enseñase la presentación de Power Point, que le había hecho su secretaria. Muy bien hecha y trabajada, pero inútil.
Inútil que tiene que hacerla él mismo y saber dónde quiere hacer énfasis o en qué temas quiere pasar de puntillas que los domina peor. Le hice escribir su propia presentación, que me enseñó al día siguiente. La cosa cambiaba. Tenía peor calidad de agen que la de su secretaria pero era mucho más efectiva, teniendo en cuenta que la presentación gráfica es un sple apoyo a sus palabras con no demasiado valor en el conjunto del trabajo. Ahora se trata de exponer esos puntos que vemos en las diapositivas.
La presentación era en inglés así que lo prero era corregir fallos gramaticales. Para ello al día siguiente llevé conmigo a un traductor intérprete que corrigió todos los problemas y le ofreció alternativas a las expresiones que él pensaba utilizar. Una vez que Luis sabía bien el mensaje sólo nos quedaba ponerlo en marcha.
La presentación tiene que funcionar, principalmente que Luis ha tomado la decisión de que así sea, se ha entregado a ella en cuerpo y alma y eso significa que ya ha andado un buen trecho del camino aún sin empezar.
Luis tendrá que hacer frente a algunos miedos y no podrá ponerse nervioso. Los que están al otro lado no van a ser un mal público que se van a sentir cómodos pensando en el alivio que sienten no ser ellos los que tienen que hablar y dar la cara.
Ahora Luis ya tiene claro cómo hacerlo, solo falta el punto final. La presentación la ha hecho varias veces ante mí y ante su secretaria, que es la persona en la que más confía profesionalmente. Le hemos dicho de todo, nada agradable, con críticas muy duras, pero ha salido adelante, Ahora lo hace bastante bien y sólo faltan los trucos que tenemos los que nos dedicamos a esto de hablar en público. Le queda una últa prueba cuando todo esté listo. Él no lo sabe, pero le vamos decir que tiene que hacer esa presentación delante de su familia antes del partido de fútbol del domingo, con cuñados incluidos. Quiero que le busquen fallos que los profesionales no vamos a encontrar. Luego me los tendrá que traer apuntados y trabajaremos sobre ellos. Pero la cosa no es fácil, que se supone que sus cuñados no saben inglés, lo que tendrá que hacerla en español pero sin cambiar los textos del material gráfico, que seguirá siendo en inglés. Se trata de que se defienda a toda costa ante un público casi hostil, que no tiene ninguna gana de escuchar a Luis y su presentación y que sólo estará esperando el partido. Tendrá que sudar mucho para conseguir vendérselo a sus cuñados.
Será la guinda del pastel para saber si esa presentación funciona o no funciona. Seguro que sí. Más le vale, que le va a costar un ojo de la cara.
JUAN MANUEL ROMERO MARTÍN, ADICCIONES DIGITALES
