Nuestros hijos vuelven al colegio después de varias semanas de inactividad. Veremos si son capaces de hacerlo sensatamente e incorarse al ritmo lectivo o les va a costar Dios y ayuda volver a centrarse en los estudios. Porque se han pasado demasiado tiempo haciendo el vago. Yo más bien apuesto lo segundo. No es que lo haya visto en los vecinos, lo he sufrido en casa. En cuanto me descuidaba me los encontraba enganchados a la Play. “No, papá, si son cinco minutos”, me decían. “Ahora voy a leer las dos horas que te he prometido”. Y claro, no eran cinco minutos. Y esas dos horas que te prometían leer cada día no las han leído ni siquiera durante todas las vacaciones. Vamos, un desastre.
Excepto los dos mayores, que les he tenido trabajando todas las vacaciones. Hemos escrito un libro que se acaba de publicar en Intet, y ellos han sido parte esencial del mismo. Del libro, que es una iniciativa pionera que nunca se ha hecho hasta ahora, hablaré la semana que viene.
Ahora quiero centrarme en lo que se van a encontrar nuestros hijos en el colegio. Les va a costar coger el ritmo y sus profesores se van a dar cuenta en seguida quiénes han hecho algo de provecho estas semanas y quiénes se han pasado el día haciendo lo que les ha dado la gana.
Y mira que nos avisaron antes de vacaciones. Nos dijeron activa y pasiva que tenían que seguir estudiando, leyendo y demás. Nos recomendaron una y mil veces que no dejasen de estudiar un rato todos los días, o que leyesen al menos una hora cada día, de lunes a vies, que tampoco era demasiado.
La mayoría de los chavales no lo han hecho, se han aprovechado de que en estas fiestas los padres estamos algo más despistados de lo normal para hacer lo que les ha venido en gana.
En cualquier caso llega la hora de la verdad y hay que poner algunas normas básicas de comtamiento. Por ejemplo, a partir de ahora el ordenador solo se usará para trabajos del colegio durante la semana, excepto un rato, media hora ejemplo, para cuestiones más personales como consultar el correo electrónico o conectarse a Tuenti. Ese rato de conexión tiene que estar supervisado los padres o hermanos mayores en los que podamos confiar.
Los fines de semana se puede utilizar un poco más el ordenador pero no demasiado. Una hora el sábado y otra el domingo o tres horas entre los dos días parece más que razonable y suficiente. El resto pueden dedicarlo a otras actividades como leer, jugar con los amigos en la calle, o visitar a los abuelos, que muchos solo se acuerdan de ellos en épocas en las que toca regalo, ya sea de cumpleaños, santo, reyes y demás.
Sé que va a ser duro y nos va a costar trabajo conseguirlo, pero de lo que hagamos ahora va a depender el curso. Esas notas finales que llegan en junio, que parece tan lejano, hay que empezar a trabajarlas ahora. Ya no hay más vacaciones largas, solo Semana Santa, que son siete días y no rompen el ritmo de estudio como lo hacen estas vacaciones que acabamos de terminar.
Áno.
JUAN MANUEL ROMERO MARTÍN
ADICCIONES DIGITALES