Propongo que el Gobierno del Estado declare al INEM como zona catastrófica, después de los últos datos sobre el paro y la iniciativa del Ministro de jubilar a las generaciones que nacieron después del 59 a los 67 años de vellón. Solo falta que la Santa Sede nombre embajador del Vaticano en Haiti al Obispo de San Sebastián para que me decida, como ya hizo el difunto Salinger, encerrarme en casa y no salir de alli hasta que abandone el trullo el baranda de la Libreria Europa de Barcelona, que lleva en los juzgados un camino espectacular. Somos tan poca cosa, que ahora mismo nos hace falta otra generación como la del 98, para que recuperemos la autoesta que estamos perdiendo a marchas agigantadas. No se si habrá hoy en España tanta gente con el talento de los Unamuno, Pio Baroja o Valle Inclán, pero ya me gustaría a mi que, en estos años de desasosiego, todavía estuvieran entre nosotros Cela y Umbral, Plá y Cunqueiro, que seguro, que a base de ingenio y retranca, nos devolverían el verdadero sentido de la vida, que no es otro que el de sentirse a gusto con uno mismo y cultivar la amistad. ¿Pero como quiere nuestro gobierno que no entremos en una depre galopante, viendo los caretos con que nos anuncian nuestras desgracias los Díaz Ferrán, Fernández Toxo y Cándido Mendez que están mas pasados que el Nodo, o la mismísa Tía Vinagres que Vicepreside todo lo concerniente a nuestra Economía y Hacienda? Así que no hay manera de ponerse a tono con tanto cenizo amargándonos la existencia y todavía aún menos, si nos volvemos hacia el otro lado de la orilla, donde tenemos un líder de la oposición que cada día se parece mas al gran Valentin Tornos cuando representaba el inolvidable papel de Don Cicuta en el exitoso “Un, dos, Tres…” de Chicho Ibañez Serrador. Nada, que miremos para donde miremos, los currantes estamos perdidos y enca, como diría Rouco, algunos… en pecado mortal.
Manuel Fernando González Iglesias
Editor
www.catalunyapress.cat
www.pressdigital.es
