En la Tierra a martes, diciembre 24, 2024

Maldito corto plazo

Lo prero que hace un partido político tras ganar unas elecciones es formar gobierno. Lo segundo planificar como ganar las siguientes, cuatro años más tarde termino medio, y a ese sacrosanto objetivo se dedican partido y gobierno, sin tarles demasiado si los retos a los que se tiene que enfrentar el “bien del país” cabe o deja de caber en ese corto periodo de tiempo. La obsesión fundamental de todos ellos, aunque saben que es una quera, es perpetuarse en el poder y ello el único juego al que saben jugar es el del cortoplacismo. La ideología se resume en una frase: hay que inaugurar antes de las próxas elecciones. Así de sple y así de dramático.

 

Así las cosas, los grandes desafíos de un país se van acumulando, haciendo bueno el pensamiento grosero que apunta a que el mundo se mueve en torno a dos cajones o recipientes: el prero contiene los papeles con problemas que se resuelven con el paso del tiempo, mientras que el segundo alberga aquellos que ni el tiempo es capaz de resolverlos.

 

España hoy se enfrenta a muy serios problemas que demandan la atención del gobernante, aunque su resolución no sea cuestión de una legislatura, ni de dos, ni posiblemente de tres, aunque resulta de todo punto prescindible que alguien los aborde y que dejen de ser patatas calientes que se los van pasando de unos a otros el mero hecho de que nadie puede presentar los resultados de forma inmediata, que es lo que les pone a nuestros políticos.

 

La crisis económica ha dejado al descubierto demasiadas miserias y es ahora cuando los políticos aquellos cuyo trabajo consiste en dedicarse a los asuntos públicos tienen que demostrar su fuste y ofrecer soluciones que permitan que este país tenga un hueco en el futuro de la historia. Estamos hablando de educación, de innovación, de nuevos modelos de creación de riqueza, de relaciones laborales, del estado del bienestar y de tantas y tantas cosas cuyos brotes verdes es posible que se recolecten  en unos pocos años, sino que es cuestión de una o dos generaciones.

 

Nada de ello va a merecer la atención global de nuestros políticos que abordaran todos y cada uno de esos problemas de forma tangencial en la seguridad de que lo tante es el aquí y el ahora y que el que venga atrás que arree.

 

Una pena

 

 

Carlos Díaz Güell es consultor, editor de Tendencias, y profesor de la UCM.

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