- Con motivo del Día Internacional de la Mujer la Fesp pide al Gobierno que acometa la regulación legal de la profesión periodística para acabar con los abusos laborales y obligar a las empresas de comunicación a cumplir con la Ley de Igualdad.
Según la Fesp, el periodismo es una profesión cada vez más feminizada y sin embargo las mujeres sufren agravios en comparación con sus compañeros, como sueldos inferiores las mismas responsabilidades, dificultades constantes para hacer compatible sus vida profesional y familiar y discrinación en el acceso a los cargos de responsabilidad.
Además explica que ahora que las empresas se encuentran en crisis la reducción de plantillas y la disminución de tarifas se ha cebado especialmente en los periodistas a la pieza, un sector en el que la mayoría son mujeres, ya que algunas se han visto obligadas a serlo para compatibilizar su vida profesional con la familiar.
La Fesp también ha recordado que en muchos países las periodistas tienen que enfrentarse a la persecución, especialmente en aquellos en los que han sumado como una responsabilidad más de su condición de periodistas la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres. Según un informe de la Red del Intercambio Internacional la Libertad de Expresión (IFEX), el año pasado 44 periodistas en todo el mundo fueron amenazadas, atacadas o asesinadas.
Ante esta situación, piden que el Gobierno acometa una reforma de la profesión periodística para acabar con los abusos laborales sobre las periodistas y obligar a las empresas de comunicación a cumplir las medidas introducidas en la Ley de Igualdad.
La FAPE reclama igualdad salarial entre mujeres y hombres periodistas
También con motivo del Día Internacional de la Mujer, la Federación hace un llamamiento a los agentes sociales para que promulguen políticas que favorezcan el acceso de la mujer a la profesión, promuevan la equiparación salarial con sus compañeros hombres y faciliten su ascenso a puestos de responsabilidad.
Así mismo destaca la dificultad de los periodistas de conciliar vida familiar y profesional. ‘La precariedad de la que es presa nuestra profesión nos convierte en uno de los colectivos que peor computan en esta materia’ ha destacado la FAPE.
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