Los españoles no se atreven a consumir temiendo ser ellos los que mañana se tengan que apuntar a las filas del INEM. Cuando se pregunta a la población española cual es su principal preocupación, delante del terrorismo y de la inseguridad ciudadana, contesta que el miedo a perder el empleo. Con más de cuatro millones de parados en España y una crisis financiera galopante que llevó a destruir casi dos millones de puestos de trabajo en poco más de un año, debido a la falta de liquidez de las empresas y al cierre de la financiación bancaria, los españoles, en su fuero interno, desearían desayunarse cada mañana leyendo buenas noticias sobre la recuperación económica. En este momento, la mejor noticia sería la certeza del freno a la destrucción masiva de empleo y la esperanza de la creación de nuevas contrataciones. Los partidos de la oposición miran al Gobierno esperando y exigiendo que nos saquen de esta crisis. El Gobierno se cansa de provisar a marchas forzadas baterías de medidas, que no terminan de calar. La cuestión es lograr comunicar, decreto, dos o tres medidas contundentes que den resultados de inmediato, y no a medio y largo plazo. El Ministro de Trabajo y la mayoría de los economistas lo expresan claro: Confianza y Crédito. El Crédito ha de llegar fehacientemente a las pymes, que conforman el 95 ciento del tejido industrial y empresarial español. Por el contrario, lo que vemos es que pequeñas empresas tienen que cerrar que la Administración les somete a una morosidad insotable, y los bancos no les dan crédito. Esta realidad choca con la palabra escrita de la ley y los discursos políticos. La Ley de morosidad, que obliga a las instituciones y empresas a pagar en 30 días, no se cumple, pero lo peor es que no se percibe fuerza para hacerla cumplir. Y los créditos ICO, hasta hace unas semanas, facilitados a través de los bancos, no circulaban. Ahora el Gobierno anuncia la concesión de los ICO directamente. Pero más parece una utopía que una realidad. ¿Quién va a evaluar los riesgos? No es del todo creíble la eficacia de esta medida. Entretanto, la Comisión para el pacto nacional en materia de reformas estructurales del mercado de trabajo, tampoco parece comunicar medidas concretas. La subida del IVA, más parece una medida recaudatoria a la desesperada. Y sin embargo, el mercado de trabajo español es rígido, inflexible, obsoleto y ana poco a la contratación. La población empieza a cansarse y a culpar a los gobernantes, hagan lo que hagan, y la confianza perdida tardará tiempo en ser recuperada. Sólo noticias como la anunciada esta semana la Secretaria General de Empleo, en el sentido de que cada mes se formalizan más de un millón de contratos, y de ellos el 10 ciento es indefinido, anan la confianza. En este mismo sentido, el presidente de la Confederación de Empresarios de Madrid, Arturo Fernández, ve síntomas de recuperación al asegurar que Madrid está ya saliendo de la recesión y es la región que más empleo crea.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid
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