La devolución de las licencias del TDT parte de Vocento, Antena 3 y Prisa en Cataluña significa, a las claras, que los grandes Grupos de comunicación sueltan lastre económico tras haberse apuntado a un proyecto, en el que hubo codazos hacerse con un lugar bajo el sol, cuando las licencias salieron a concurso y en el que, desgraciadamente, el CAC no supo estar a la altura de las circunstancias, dejándose llevar las presiones políticas o las relaciones empresariales, de las que algunos presumían sin ningún pudor. Ahora toca rectificar, y sobre todo, plantearse si el negocio de la TDT a nivel local puede considerarse como tal, a la vista de la feroz competencia desatada en la pequeña pantalla, que nos ofrece casi tantos canales como espectadores. Hasta ahora, ningún empresario catalán, ha encontrado la fórmula magistral que atraiga a la gente hacia su producto, para que éste pueda entrar en las cotas de rentabilidad mínas, que no las deseadas. Y si Cataluña fracasa en su proyecto de TDT local, es más que probable, que otras comunidades del Estado no lo hagan mejor, a la vista de la sequía publicitaria que asola al sector. Mal día pues, para los que diseñaron el mapa digital, pensando que éste era la panacea que permitiría el control político de una parte y de la otra, la fuente de ingresos fáciles para aquellos que ya lo tenían casi todo comunicacionalmente hablando. Muchos pequeños empresarios que concursaron con ilusión a esas licencias, se quedaron con las manos vacías y con la desolada sensación de que aquel viejo dicho de que “el que tiene padrinos se bautiza” seguía vigente en el país del “vuelva Vd. mañana”.Visto lo que ha pasado, hoy contemplan el panorama partiéndose de risa y diciéndose a si mismos: De buena nos hemos librado.
Manuel Fernando González
Editor y director
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