Esto de dirigir figuras, aunque sean de la cantera, suele ser el Vía crucis de los directivos de las grandes cadenas de radio. Durante muchos años, las cuentas de explotación de las emisoras tenían una variable muy a tener en cuenta a la hora de cuadrar los balances anuales, y ese dato “cualitativo” tenía mucho que ver con el estado de áno con el que se ponían ante el micrófono “los divos” de cada casa, que o te fundían la audiencia con los consiguientes daños colaterales, o bien te la elevaban hasta el infinito, llenando la caja de la empresa de gratificantes beneficios. Todo ello con el beneplácito del EGM, que tramposo y tardón no te permitía tomar decisiones en tiempo real, como se ha hecho casi siempre en televisión. Ahora que todos estamos en crisis, no es raro encontrase en el día a día con ERES inquietantes, o con peloteras tan espectaculares como la que acaba de producirse en la SER, que ha llevado a uno de sus más conocidos profesionales al borde de la famosa frase de Aznar: ¡Vayase Señor González! ¿Quién de las dos partes ha perdido el oremus? Ambas. La empresa, ser arte y parte de unos estudios de audiencia desprestigiados, oleada tras oleada, con liderazgos exclusivos, que han hecho que sus “lideres” se lo hayan creído a pie juntillas, mientras al Departamento de Marketing y Audiencias les tocaba hacer el trabajo sucio. Y las figuras, en este caso Paco González, al que se le ha olvidado que como profesional cobra hacer bien su trabajo y no dirigir la programación de su empresa, que es casualmente la que le ha llevado hasta el lugar de prestigio que actualmente ocupa. Cuando ambas partes entiendan esta “spleza”, seguramente verán el futuro de otra forma, circunstancia que nos alegraría mucho.
Manuel Fernando González
Editor y Director
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