La renovación de Abellán y el cambio en la tarde son dos tantes novedades en la parrilla de la COPE de cara a la próxa temada. Ambas noticias, como no podía ser de otra manera, pudieron leerlas en rigurosa pricia en las páginas digitales de nuestro querido PR. No son, en principio, un derroche de aginación creativa, pero sí, en cambio, una apuesta razonable y segura para una temada en la que se adivinan dificultades económicas en el mercado publicitario a las que seguramente no serán ajenos los gestores de la cadena católica. Llama la atención en estos cambios la llegada al pre te de la tarde de un hombre tan querido los colegas como es César Lumbreras, un héroe de la audiencia agraria de este país, que, además de ser buen periodista, ha acreditado su prestigio de gestor al conseguir patrocinios para un programa tan a desmano horario como es el suyo, en el que ha superado a la competencia en varios cuerpos. El que la Schlichting se haya ido llorar al confesionario de Rouco Varela, entra dentro de la lógica de la gestión pasada, en la que praban más las afinidades ideológicas que la rentabilidad económica. Es que eso de ser lectora oficial de los manifiestos en las manifestaciones antiabortistas, conlleva luego compromisos de los que es muy difícil desembarazarse empresarialmente hablando. Ahora le toca a Doña Cristina pelearse la audiencia del fin de semana, nada menos que con Montse Domínguez e Isabel Gemio, todo un reto para quien quiera recuperar prestigio y audiencia. Esa competencia, no solo es buena para la radio, sino también para las propias profesionales y la audiencia. No mover a Abellán de su sitio, significa asismo coherencia y, sobre todo, otra otunidad para la COPE, que, como todos sabemos, está al loro de lo que pueda pasar con Paco González, Manolo Lama o el lengendario Pepe Domingo Castaño. Esto se pone interesante, Vive Dios!
Manuel Fernando González
Editor y Director
