A Blatter seguramente le parece todo muy normal. El “ande yo caliente” funciona como un reloj en el bolsillo financiero de la FIFA, pero lo que ha pasado con los colegas a los que le han robado en un hotel surafricano es un muy mal síntoma de lo que puede llegar a suceder, en las calles o en los restaurantes, a los que acudan los ingenuos seguidores de la selecciones que participan en el Mundial de futbol que se celebra en aquel país. Las normas que ha dado a conocer el Ministerio del Interior de España para todos aquellos españoles que tengan valor y dinero para viajar al patria de Mandela quitan el hipo y desaconsejan tan costoso periplo. Ni puedes salir a pasear, ni puede ir a comer a según que sitios, ni debes exponerte, en definitiva a un peligro cierto en una sociedad muy diferente a la nuestra. ¿Por que se dan Mundiales y Olpiadas a países, que sabes de antemano no van a poder asumir la seguridad que eso comta?. La respuesta es muy sencilla: El maldito parné. Algo que gusta mucho a los dirigentes mas corruptos del planeta. ¿Será idéntica la seguridad que a día de hoy pueden ofrecer Río de Janeiro y Madrid en las Olpiadas del 2016? ¿Desaparecerán las favelas aquellas fechas y lo que esos guetos de miseria y delincuencia comtan?. Estamos seguros de que no, pero Lula es mucho Lula, y al COI lo que le interesa es el potencial económico que supone ya Brasil y mucho menos, lo que pueda pasarle a los pobres turistas que visiten aquellas fechas Copacabana o se suban los 709 metros que le lleven a ver la Bahia de Sao Sebastiao de Rio de Xaneiro desde la atalaya del Cristo Redentor que domina la ciudad, que aquel entonces, alcanzará la escalofriante cifra de los doce millones de habitantes. Como podrán comprobar nuestros lectores madrileños, a algunos catalanes no se nos ha olvidado la putada que estos señores que mandan en el Comité Olpico le hicieron a Madrid 2016 sin mas justificación que sus propios intereses comerciales y financieros, vamos, lo mismo que han hecho cuando dejaron fuera a Marruecos y Egipto que también eran aspirantes a la nominación.
Manuel Fernando González
Editor y Director