Están forrados, pero eso no quita que arramplen con todos los detalles gastronómicos con los que el público obsequia al programa. Sí, al programa entero, pero parece que ellos otra pista, los dos son hombres se creen más tantes que nadie o es que no han comido caliente en su vida, como suele decirse. La cuestión es que, a pesar de que haya gente en su equipo que seguramente llegue menos holgada a fin que ellos aunque sobrados de dignidad, no se llevan a casa ni el envoltorio de una magdalena. No diremos quiénes son, pero sus gestos lo averiguarán. Dos personas de un programa muy popular de la sobremesa en una cadena amiga que rivalizan, una vez terminado el programa, en ser el más glotón, gorrón, ansioso. Llámenlo como quieran, lo cierto es que cuando el público les lleva comida no dejan ni las migajas. Desconocemos si ellos serán conscientes del gesto, pero deben saber que estos dos individuos son la comidilla, y nunca mejor dicho, de su equipo. Si es que al final, son como niños, eso sí niños maleducados.