La Asamblea de Madrid ha admitido a trámite una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) que pide la abolición de las corridas de toros en la Comunidad. La Oficina de Censo Electoral ha acreditado la validez de más de 51.000 firmas recogidas la protectora de anales El Refugio.
A partir de este momento, será la Asamblea de Madrid la que decidirá en pleno la toma en consideración de la ILP, es decir, si sigue adelante con ella o no, cosa que no ocurrirá hasta que empiece el nuevo periodo de sesiones. Si sus señorías deciden continuar con la tramitación, Madrid será la segunda comunidad, tras Cataluña, que debate en un parlamento regional la abolición de las corridas de toros.
Precisamente y en previsión de lo que se podría venir enca, el Gobierno de Madrid inició la tramitación para declarar las corridas de toros como Bien de Interés Cultural. Con este antecedente y con la mayoría parlamentaria del Partido Popular en la Asamblea, es de prever que la iniciativa abolicionista no va a prosperar.
Pero a favor o en contra de la fiesta nacional, el número de firmas cabe pensar que en Madrid éste no es un debate que preocupe en exceso a los ciudadanos. 51.000 firmas puede ser una hazaña para los detractores de las corridas, y probablemente serán muchos más aunque no hayan firmado, pero poco son en una población de seis millones de habitantes. Sin ir mas lejos, 410.000 personas han estampado su firma contra de la subida del IVA, poner un ejemplo.
Pero puestos a defender los anales, los mismos que claman contra la muerte del toro de lidia podrían dejar de consumir ca, o pollo, o de utilizar productos cosméticos que han sido testados en anales o de vestir prendas de cuero. ¿Y el pescado, no sufre hasta que muere asfixiado en las redes..? Seamos un poco más coherentes al plantear las prohibiciones.
Se puede compartir que la muerte de un toro en el ruedo no está exenta de crueldad, pero enca de ello está el valor y el arte, la nobleza y la belleza de la lid entre el hombre y el anal, y su indudable arraigo en la cultura española en todas sus manifestaciones, desde la literatura a la música, pasando la pintura o la poesía.
Cuestión diferente es la abolición de ciertos festejos, igualmente arraigados, que tienen al toro como eje de crueles diversiones, donde no hay arte ninguno sino mera barbaridad. Sí a la Fiesta con mayúsculas y a la cultura de la tauromaquia. No a los festejos con toros de brutalidad y ensañamiento innecesarios.
Alberto Castillo
Director de Gente en Madrid