1 de septiembre, 7 y media de la mañana. Comienza un nuevo día. No. Hoy es el día. Se acabaron las vacaciones. La tumbona de la playa se convierte en el árido sillón de la oficina, los rayos del sol se vuelven alógenos sin vida, y un café de máquina nos avisa de que hemos vuelto a la rutina. Prisas, gritos, estrés, cansancio: ¿depresión postvacacional?
Desde hace dos décadas, aproxadamente, los titulares del 1 de septiembre en los medios de comunicación coinciden: ‘depresión postvacacional’. La vuelta al trabajo después de varias semanas de descanso, y el regreso a la rutina diaria son para los españoles sinóno de irritabilidad, cansancio, mal humor, y un sinfín de estados de áno negativos. Pero son solo eso. Estados de áno.
Según explica a prsalud el doctor Cristóbal Gastó, catedrático de la Universidad de Barcelona y Consultor Señor del Hospital Clinic de Barcelona, ‘el término depresión postvacional es un invento de los medios de comunicación’, y los síntomas a los que se asocia esta depresión irritabilidad, insomnio o ansiedad son estados de áno normales. ‘Los estados de áno negativos se tienen durante todo el año, y asociarlos a la vuelta después de las vacaciones de verano no tiene sentido’, expone el doctor Gastó.
La erróneamente denominada ‘depresión postvacacional’ no se trata de ninguna enfermedad o síndrome, sino de un proceso emocional normal, aseguran desde la Sociedad Española de Psiquiatría. Así mismo, desde esta sociedad advierten que la depresión sí es una enfermedad psiquiátrica bien definida que nada tiene que ver con el fin del disfrute del periodo estival de cualquier trabajador.
El Doctor Gastó apunta que de lo que se debería hablar es de ‘depresión vacacional’. ‘La gente sufre la depresión durante las vacaciones. Las vacaciones son un horror, y cuando la gente se reincora al trabajo después de 20 o 30 días tostándose al sol, gastando mucho dinero, comiendo demasiado y después de un atasco de 8 horas, están agotados‘, opina el Cristóbal Gastó. Reincorarse al trabajo supone un cambio y un esfuerzo.
Acudir a los fármacos para combatir los síntomas de estos estados de áno, mal denominados ‘depresión postvacacional’, ‘es un absurdo y una barbaridad. Los antidepresivos son útiles en el tratamiento de la depresión y algunas enfermedades psiquiatritas nada más’ aclara el doctor Gastó. Según este especialista, ‘hemos perdido dos cosas: la libertad de tener sentientos y emociones y la dignidad. Utilizamos medios externos para que nos reconforten y nos recoloquen de nuevo. Pagamos para que nos adelgacen, nos hagan sentir mejor y nos resultan los problemas. Si he ganado 4 kilos durante el verano comiendo paellas, es insensato ir ahora a un especialista a que me lo quiten’, opina el doctor
‘Apuntarme al gnasio, comenzar a dar clases de inglés, ponerme a dieta, dejar de fumar… ¡el 1 de Septiembre empiezo!’. Marcarnos una meta para después de las vacaciones no es más que una forma de delegar nuestra propia responsabilidad personal, explica el Doctor Gastó. Sin lugar a dudas puede resultar más fácil conseguir nuestros objetivos si un entrenador nos obliga a hacer ejercicio, un profesor nos da pautas y nos exige esfuerzo, o un endocrino nos pide que seamos constantes en nuestra dieta; pero esto no es más que una forma de delegar nuestra responsabilidad. ‘Esto es debido a la angustia, a no tener una serie de valores y capacidades de ejercitar la libertad y la dignidad personal, aclara Cristóbal Gastó. ‘La gente no sabe estar sola’.
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