Sinceramente, prefiero una Infanta humana, que otra pusiláne o tonta. Claro que no me gusta que Doña Elena le diga a un colega en tono amenazante :¨ya te la devolveré”. Pero si los periodistas hiciéramos caso de las amenazas que nos suelta la gente cuando la pillamos cabreada, tendríamos que abandonar la profesión o tener el suficiente dinero como para llenar los Juzgados de la Plaza de Castilla de querellas de todo tipo. A mi, como a mi viejo amigo anarquista Esteban Alonso, los únicos Reyes que me gustan son los de la baraja de Don Heraclio Fournier , que son preciosos e irrepetibles. Por eso me hace gracia que se arme la marorena que la Infanta tenga mala leche y se enfade como todo bicho viviente. Los tiempos en que la familia real no tenia sonido en nuestras pantallas, deben acabar, que estamos creando un mito que no se corresponde con la realidad. Todos sus miembros, son personas que piensan, sienten y hacen las mismas cosas que todos nosotros. Incluso se equivocan. Son los que están a su alrededor para asistirles, y que cobran su trabajo, los que tienen especial interés en que sus escenas cotidianas se parezcan mas a las películas de Rodolfo Valentino, que a las de Álex de la Iglesia, citar a un cineasta español que acaba de ganar un premio internacional de prestigio. Se acabó el cine mudo, ahora toca escuchar a su Majestad diciendo aquello de :¡Joder, que duro es esto de no poder fumarme un cohibas!. ¿A que no les molesta, y les acerca más a la respetable figura del Jefe del Estado?
Manuel Fernando González
Editor y Director