La movilidad y el teletrabajo ayudan a conciliar la vida familiar y laboral, lo que viene a demostrar que no todo, ni mucho menos, son problemas a la hora de utilizar las nuevas tecnologías. En realidad hay muchas más ventajas que inconvenientes. Lo que ocurre es que siempre es mucho más llamativo un problema que una solución. Y soluciones hay muchas en el ámbito del entorno laboral: movilidad y teletrabajo son dos de ellas.
Las redes de telecomunicaciones móviles nos permiten estar permanentemente conectados, siempre que el ADSL nos funcione correctamente y tengamos suficiente cobertura para el móvil. Algo que no siempre ocurre, sobre todo en el tema del móvil, y si no que me lo pregunten a mí, que en pleno Madrid no tengo cobertura Movistar en mi casa. Cuando recibo una llamada al móvil me tengo que ir al salón, que a mi despacho no llega la señal. No es un problema coyuntural, sino estructural, que viene de cuatro años atrás.
Pero si tenemos la suerte contar con buena cobertura, desde un teléfono móvil se pueden hacer muchas cosas que nos van a permitir ahorrar tiempo y dinero. Es posible leer el correo electrónico, consultar y revisar documentos e incluso hacer videoconferencias. Estamos hablando tanto de teletrabajo como de movilidad, dos conceptos distintos, aunque muchas veces compatibles. Esto es algo que dejamos muy claro cuando damos una charla sobre el tema en alguna de las empresas que llaman a Adicciones Digitales (www.adiccionesdigitales.es) para mostrarles cómo hacer un uso saludable de la tecnología en los entornos familiar y laboral.
Su diferencia principal es que mientras el teletrabajo permite trabajar desde casa principalmente, la movilidad admite trabajar desde cualquier parte en cualquier momento y lugar. En este últo caso podemos estar online y localizados para cuando sea necesario, sin estar sujetos a una ubicación física, haciendo exactamente lo mismo que si estuviésemos en la oficina.
Las ventajas del teletrabajo
El teletrabajo también se puede hacer desde un telecentro, que son locales que facilitan ayuntamientos y comunidades autónomas para que los teletrabajadores dispongan de todos los medios necesarios para desarrollar su labor: presoras, escáneres, banda ancha, ordenador, etc. O desde un centro de negocios. Es una posibilidad que ayuda a apoyar políticas de conciliación (reducción de jornadas, situaciones puntuales de necesidad, etc.). Hay otras situaciones beneficiosas. En ocasiones se puede teletrabajar la prera hora desde casa, contestando correos electrónicos y haciendo otras gestiones. Luego vamos a la oficina y nos ahorramos el atasco de la mañana. Esto significa que llegaremos más relajados que no habremos sufrido un embotellamiento de dos horas en la carretera para hacer treinta kilómetros. Se va a beneficiar tanto la empresa, que nuestro rendiento será mayor, como nosotros mismos, que seremos mucho más felices y estaremos relajados. Claro que esto no se puede hacer en todas las profesiones, que hay algunas que requieren la presencia física en el lugar de trabajo de forma permanente. NO puedo aginarme, ejemplo, a Iker Casillas, parando los balones desde casa a través del ordenador.
No obstante, se puede teletrabajar de forma habitual o esádica. Para los habituales lo normal es que, cada semana, estén tres o cuatro días en su casa y uno o dos en la oficina, que siempre hay que mantener reuniones, entrevistarse con gente, tanto en la empresa como clientes, y conservar el contacto con la realidad física de la empresa y los jefes, subordinados y compañeros en general.
Uno de los inconvenientes del teletrabajo es que podemos sentirnos aislados de la realidad de nuestra empresa y precisamente ello es bueno que periódicamente acudamos a la sede de la compañía, aunque sólo sea para tomar un café e intercambiar comentarios y experiencias con los compañeros. Porque queda claro que un contacto personal directo no puede sustituir nunca a una videoconferencia o cualquier otro sistema telemático que permita comunicase a dos personas.
Teletrabajo esádico
La otra posibilidad de teletrabajo es el esádico, que se presenta en situaciones excepcionales. Por ejemplo, en los últos meses de embarazo una mujer puede preferir quedarse en casa a trabajar y si esto es posible resulta beneficioso para ella y para su empresa. O después del parto puede optar trabajar desde casa, igual que puede hacerlo su esposo, que no siempre tienen que ser ellas las que se queden cuidando de los niños. O podemos tener a un familiar enfermo al que hay que cuidar, lo que quedarnos en casa a trabajar puede ser la solución ideal. El trabajador estará mucho más contento y realizará su labor con más interés, precisamente la responsabilidad que supone que le permitan hacerlo desde casa.
La movilidad laboral es algo diferente. En nuestro país, el 25 ciento de las empresas tienen integrados programas de movilidad laboral, donde predomina el acceso al correo electrónico. Y aunque tiene grandes ventajas eso de poder trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento, también hay inconvenientes.
La movilidad en algunos casos crea adicción y se convierte en una extensión de la oficina, sin que distingamos entre trabajo y ocio. Tampoco la empresa suele distinguir entre ambos conceptos; en realidad, la posibilidad de estar siempre localizados puede ser malinterpretada como siempre disponibles.
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JUAN MANUEL ROMERO MARTÍN, ADICCIONES DIGITALES