Decenas de emisoras latinas sobreviven en España, prácticamente todas en situación de alegalidad. Su permanencia en antena, pese a las precariedades, demuestra la existencia de un mercado que ningún grupo de comunicación ha explorado en conciencia. Incluso existe algún canal de televisión local cuyos contenidos intentan satisfacer las necesidades de entreteniento de millones de latinoamericanos en España; pero en general las opciones están subestadas.
El lanzamiento en Madrid del canal Butaca Latina podría ser un buen comienzo.
Música caribeña y telenovelas usualmente dan satisfecha la latinoamericanidad, relegando a planos residuales la información, la creación de opinión pública y el debate de los problemas comunitarios. Butaca Latina debería ir más allá de los tópicos habituales, pues los inmigrantes latinoamericanos tienen también otras necesidades.
Los temas de inmigración y extranjería, la política convulsa de cada país, el mercado de trabajo y la integración social son aspectos para que los existe un público, un mercado.
Los grupos españoles de comunicación no han asumido este reto, ni en la radio ni en la televisión nacionales. Ahora que la televisión digital terrestre ha originado una longaniza de canales difíciles de rentabilizar, ahora que la tematización se ha puesto como alternativa a la tradición generalista, el target de los inmigrantes es mucho más que una idea en cies.
En Estados Unidos, las cadenas hispanas Univisión y Telemundo superan o igualan, muchas veces, a las networks en inglés. Igualmente las cadenas locales, que compiten ferozmente el share en las regiones con alta inmigración hispana.
Es cierto que las realidades no son exactamente homologables, que los medios hispanos constituyen una opción lingüística en Estados Unidos. Pero España es uno de los países que más inmigración ha recibido en los últos años.
Hoy hoy, unos cinco millones de extranjeros reciben mensajes generalistas desde medios convencionales o la televisión de pago, que sí ha entendido la demanda proveyendo canales nativos de varios países. No se trata de establecer parcelas artificiales, sino de atender realidades específicas, posibles de abordar en toda su complejidad en los medios generalistas.
Ojalá Butaca Latina encuentre, con profesionalidad y agudeza, los mecanismos de rentabilidad necesarios para convertirse en una opción tante para las nuevas audiencias. Sin olvidar, supuesto, que la relación shareinversiónshare es como la pescadilla que se muerde la cola.
Michel Suárez.
Periodista
