En la Tierra a jueves, diciembre 26, 2024

PREMIOS TINTERO Y SECANTE 2010

Buenas tardes y muchas gracias asistir al acto de entrega de esta nueva edición anual de los premios “Tintero y Secante” de nuestra asociación. Unos premios que venos otorgando sin interrupción desde 1985. Agradecemos a los premiados su asistencia y sobre todo a los tres nominados para nuestros premios Secante. A ellos especialmente quisieramos recalcarles que es habitual que los intereses de los asociados de APIE no coincidan con los que defienden los protagonistas de las informaciones. Pero estamos obligados a convivir y de la conciliación del difícil equilibrio entre la labor de informar y la función de comunicar debe surgir una necesaria convivencia que debería desarrollarse, si me permiten la expesión, con un trasfondo de sana y de elegante detividad.

 

Esto bien lo puede entender nuestro premio secante de esta edición. Rodrigo de Rato es socio de honor de APIE desde 1997. Antes, en 1993, se hizo acreedor con todos los merecientos de un premio Tintero. Pero no sólo eso. Mientras desempeñó funciones de Gobierno, pronunció todos los años el discurso de apertura de las jornadas que APIE organiza en la Universidad Menéndez Pelayo. Además en la últa edición de nuestro curso de Santander (que es el evento informativo más relevente de cuantos organiza APIE) Rodrigo de Rato intervino como ponente. Lo que le da mas valor es que lo hizo una semana después de anunciarse la constitución del SIP en el participan Caja Madrid, Bancaja y otras cinco entidades más. Todo lo anterior refleja su compromiso con una asociación, que en 2010 cumple 36 años. Por todo ello le estamos muy agradecidos. Aún así hoy es nuestro premio secante. Así lo han decidido nuestros socios.

 

Parecida es la situación de Florentino Pérez, que en 2004 fue premio Tintero de APIE y que en esta edición recibe el prer accésit del premio secante. Esto no quiere decir que sus actuaciones empresariales pasen desapercibidas. Todo lo contrario, ya que hacen correr rios de tinta. Aún así, este año, los socios de APIE le han incluido en la selecta nómina de los Secantes. En sentido contrario (ya saben que en esta vida todo tiene su reverso) nuestro premio Tintero de esta edición (Emilio Botín) se hizo acreedor de un premio secante en 1988. Es muy posible que ahora los socios de APIE hayan valorado tanto el trabajo de comunicación del grupo que preside, como la innegable calidad de sus  escasas (todo hay que decirlo) comparecencias ante los medios de comunicación.

 

Tomen nota de lo anterior (todo ello dicho desde la detividad a la inicialemente aludía) los otros dos premiados este año en el grupo de los Tinteros, que son Jae Guardiola y Carlos Ocaña. Son ustedes nuevos en estas lides. Bienvenidos, pero no se confíen. No se relajen y, favor, mantengan un perfil de comunicación elevado. Recuerden que entrar en el grupo de premios a la transperancia no supone ninguna garantía de no ser nominado accésit o premio Secante en futuras ediciones. También constituye una novedad la presencia de Ignacio Sánchez Galán. Nunca antes estuvo incluído en el grupo de premiados en uno u otro sentido. En su caso indicarle que tiene el camino abierto para (en un futuro) hacerse acreedor de un premio a la transparencia.

 

No vamos a desaprovechar esta ocasión de tener enfrente a una audiencia tan cualificada y no realizar un breve análisis sobre la situación del periodismo de información económica en España.

 

Deben entender que la nuestra es una asociación de periodistas, no es una asociación de editores. En APIE conviven con bastante armonía profesionales de distintos medios, algunos incluso con líneas editoriales muy enfrentadas. Este no es nuestro problema, pueden ser las guerras de algunos editores relevantes, desde luego no las nuestras.

 

En APIE lo que defendemos es que los periodistas realicemos nuestro trabajo con dignidad, en las mejores condiciones posibles. Cuando hablamos de las mejores condiciones no nos referos sólo a las económicas, que son tantes. Hablamos sobre todo del entorno de trabajo, entendido como la protección ante las presiones y la defensa de las buenas prácticas en defensa de la información creible. En nuestra asociación nos comprometemos con la ética pública del periodista y éste es uno de nuestros principios fundacionales. La credibilidad es el principal activo de todo periodista. La credibilidad es el factor determinante para establecer la calidad de su información

 

La calidad de la información económica exige también editores comprometidos. Editores que apuesten redacciones con sólidos mbres informativos. Redacciones en las que se valore el equilibrio entre la juventud y la experiencia. Redacciones en las que se fomente una sosegada transmisión intergeneracional de conocientos. Redacciones en las que se apueste la calidad y la veracidad informativa como uno de los ejes esenciales para obtener el éxito económico de las empresas editoras. Exito económico que se debe centar sobre una amplia base de lectores. No hay otra formula. No en vano, el éxito económico es una de las premisas para conseguir la independencia editorial.

 

Pero para llevar a cabo nuestra parte del ejercicio de transparencia informativa los periodistas necesitamos, debo insistir en ello, la compañía de editores comprometidos. Editores honestos, ponderados y valientes que apuesten una información veraz y de calidad. Una información basada en el trabajo de unas redacciones dinámicas, de sólidos mbres, con criterio, experiencia y perspectiva. Unas redacciones que sientan el respaldo de sus editores. Editores eficaces en la gestión empresarial y comprometidos con el ejercicio más equilibrado del fomento de la transparencia informativa.

 

Esto no se puede hacer sin un compromiso con las redacciones y un profundo conociento de las mismas. Gestionar periodistas no es tarea fácil. Exige díalogo permanente, debate constructivo y delegación de confianza. En resumen, ejercer un liderazgo inteligente, firme y sutil. Esto es así cuando las redacciones son fuertes y tienen confianza en sí mismas. Entonces cumplirán mejor su papel y harán un mejor producto informativo. Un producto más atractivo y consistente que atraiga más lectores, oyentes o telespectadores. Con ello también harán un medio de comunicación más rentable. Si no se hace así, la decepción de las redacciones se transmitirá al producto, a la calidad de la información, y se traducirá negativamente en los resultados económicos.

 

Esto va mucho más allá de este concepto tan manejado ahora muchos gestores de  medios de comunicación. No hablamos splemente de contenidos. Vamos mucho más allá de esta sencilla definición, probablemente acuñada gestores inspirados en las cadenas de producción de electrodomésticos. Aquí de lo que hablamos es de información de calidad, no de una comódity enfaticamenbte denominada “contenidos”. Esto sólo se puede conseguir invirtiendo en las redacciones, invirtiendo en el producto. Eso sí, invirtiendo sin olvidar el objetivo empresarial básico del beneficio económico. El beneficio es la prera premisa para garantizar la independencia editorial.

 

La calidad de un medio de comunicación sólo se consigue desde la apuesta el talento y la experiencia. Pero si toda la gestión se splifica en la reducción hasta el extremo más absoluto del coste de una redacción, se está atacando al nucleo del producto. Reducir al míno el coste del periodista es un ejercicio de gestión muy vulgar, que sólo se puede adoptar desde la mediocridad y el desconociento del periodismo. Es una práctica que deteriora el producto, ataca la dignidad del periodista y   descapitaliza intelectualmente las redacciones. En fin, es un ejercicio de gestión que a medio plazo empobrece económicamente a las empresas que lo practican. Pero no sólo eso, además tiene otras graves consecuencias negativas, como es la de reducir la calidad de los medios de comunicación y con ello el grado de transparencia informativa de la sociedad en la que vivos

 

Con esto he concluido. Muchas gracias su atención y espero que disfruten del acto de entrega de nuestros premios, que ahora iniciamos bajo la batuta Javier García de la Vega, vicepresidente de APIE.

 

Ángel Boixadós. 18 de octubre de 2010

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