Ya lo saben: ganó Artur Mas. Los socialistas de Montilla pero también de Zapatero, se estrellaron contra las urnas. El líder nacionalista, que dijo estar harto de pagarle con los puestos de los catalanes la fiesta al resto de españoles, llega al poder con la mayoría necesaria para pelear contra quienes se le pongan delante. Esperará su momento y si no consigue lo que busca, vivirá del victismo, como ya hiciera Pujol con gran éxito, tanto, como para que el ABC le ofreciera en fiesta multitudinaria el galardón de “español del año”. En Catalunya, como en el resto de Europa, ha triunfado la derecha. La nacionalista o independentista, que con los dos trajes políticos se viste convergencia, y la derecha española representada el PP de Alicia Sánchez Camacho, a quien, su triunfo catalán, habrá que hacerle sitio al lado de Mariano Rajoy,… ya. Pierde la socialdemocracia, su apuesta tripartita y pero también que se ve arrastrada el efecto Zapatero. Los independentistas de Esquerra Republicana, la pifian soberanamente, que, no solo regalan sus escaños al diputado Lata, sino también que los entregan con su intransigencia a la fuerza ganadora, a la que ya han hecho numerosos guiños de amor y vasallaje. Curiosamente, Carod Rovira se convierte con este resultado en “la esperanza blanca”, o, si lo prefieren, en “el azote de herejes” de quienes le ordenaron guardar silencio durante la campaña electoral. Un contrasentido, que nos regalará a los periodistas, buenos titulares y mejores rumores. Montilla se va aceptando con dignidad que ha perdido y que han de ser otros los que tomen las riendas de los socialistas en el próxo congreso. Con él se cierra una etapa muy árida, donde habido de todo menos unidad de acción y claridad de ideas. Siendo, como es, un magnifico gestor y un trabajador incansable, ahora mismo nadie ha sido capaz de reconocérselo en público, que la lógica electoral dice que no es el momento otuno. Estoy seguro que los preros que se van a enterar de que ha ganado Artur Mas, van a ser mis colegas de Madrid, especialmente los que han zarandeado al Tripartito durante los dos últos años. Con el nuevo President pasaran de un enamoramiento a prera vista rápido e intenso, a una convivencia matronial azarosa e insotable y luego a un divorcio sonado. Los que hemos vivido los veintitrés años de reinado pujolista, como Vds. comprenderán, ya estamos curados de espantos, y lo tanto, preparados, hasta para que nos caiga el Diluvio Universal enca. Ya se lo iremos comentando.
Manuel Fernando González
Editor y Director