A mi no me gustan los bárbaros. Tampoco los que enfrentan a la gente entre si. Y mucho menos, la crisis que ahoga a tantas familias en nuestro país y las lleva a las puertas de la miseria. Con esos tres ingredientes, se puede llegar a cocer un caldo muy peligroso, en el que los grelos, los ponemos todos aquellos que andamos las calles de forma pacifica, y ,de repente, somos agredidos unos energúmenos que nos dejan la cara como un mapamundi, como le acaba de pasar al Consejero de Cultura de la Comunidad de Murcia. Ahora que ETA dice que ya no mata y que el tirano Duvalier se ha atrevido a volver a Haiti, resulta que aquí te vas a la tierra de los Salzillos a echarle un vistazo y te pueden pegar una paliza, sin saber como, ni qué. Es indignante y además, vergonzoso. Al que lo haya hecho que lo detengan pronto y además que se sepa cuales han sido los cómplices de la salvajada, sean de izquierdas, de derechas o mediopensionistas, que energúmenos los hay en todas las casas y, lo que se ha visto, con mas motivo desde que la Subdelegación del Gobierno en Murcia se toman la seguridad de los miembros del gobierno autónomo con tanta ligereza, especialmente, en unas semanas, donde las algaradas y los insultos, invitaban a tomarse muy en serio las amenazas recibidas. Ofrecer ahora un Plan de Seguridad suena, como míno, a sarcasmo y como máxo a incompetencia.
Manuel Fernando González
Editor y Director
