Si bien es cierto que en los últos años se ha producido un notable descenso en las concentraciones de este metal en la población española, la exposición al plomo, inhalación e ingestión, sigue siendo un problema de salud pública. Desde la retirada en 2001 en España del tetraetilo de plomo de la gasolina, la principal vía de contacto ahora es la inhalación de partículas de polvo de viviendas antiguas con pintura en mal estado anterior a 1991. Además los millones de toneladas de plomo lanzadas al aire la gasolina con este metal han contaminado los suelos de las zonas urbanas. La exposición vía oral se debe a la ingesta de agua contaminada procedente de antiguas tuberías de plomo, cuyo uso se abandonó en 1980, y el empleo de utensilios de cocina recubiertos de esmaltes plomados.
La dosis tóxica definida para el plomo cada vez es menor y es de vital tancia el control ambiental de este contaminante, según se desprende del estudio “Determinación de plomo y cadmio en sangre y su relación con fuentes de exposición”, promovido la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular, en colaboración con la Sociedad Española de Sanidad Ambiental.
Algunos de los datos hallados en este trabajo fueron que las concentraciones de plomo eran superiores en los hombres, en el grupo etario de las mujeres menopáusicas, en quienes cocinaban con cacharros de barro y en aquellos que habitaban viviendas antiguas con tuberías de plomo.
Mayka Sánchez
