21/02/2011 PRLATAM 115.942 SUSCRIPTORES La Federación Internacional de Periodistas (FIP) hizo público su informe ‘A la caza de los medios. Periodistas y personal de los medios asesinados en 2010’ en el que pone nombre y rostro a los 97 periodistas fallecidos en el mundo el pasado año. El informe establece a Pakistán, México, Honduras e Iraq como los países más peligrosos para el ejercicio de la profesión.
De los 97 informadores fallecidos en 2010, 94 fueron asesinados mientras que tres perdieron la vida en accidentes laborales. Las cifras de reteros muertos el pasado año son las más bajas de los últos ocho años y suponen una gran diferencia con los 139 periodistas fallecidos en 2009. El secretario general de la FIP, Aidan White, afirma en su análisis que ‘los conflictos regionales, las guerras de la droga y las tensiones políticas continúan siendo la causa de que hay zonas con peligro de muerte para los periodistas’.
De los 94 trabajadores de los medios asesinados en el mundo en 2010, 28 eran latinoamericanos: diez mexicanos, diez hondureños, tres colombianos, dos brasileños, dos ecuatorianos y un guatemalteco. Además, una de las tres muertes accidentales de periodistas se produjo en Guatemala.
El informe de la FIP pone nombre a los periodistas latinoamericanos asesinados. Por orden cronológico, los informadores fallecidos en 2010 fueron: Valentín Valdés Espinosa (México), José Luis Romero (México), Jorge Ochoa Martínez (México), Joseph Hernández Ochoa (Honduras), David Meza Monte (Honduras), Evaristo Pacheco Solís (México), Nahúm Palacios (Honduras), Clodomiro Castilla (Colombia), Jorge Santana Carbonell (Ecuador), José Bayardo Mairena Ramírez y Manuel Juárez (Honduras), Enrique Villacaña Palomares (México), Mauricio Medina Moreno (Colombia),Luis Antionio Chévez Hernández (Honduras), Jorge Orellana (Honduras), Luis Arturo Mondragón Morazán (Honduras), Clóvis Silva Aguiar (Brasil), Hugo Alfredo Olivera Cartas (México), Guillermo Alcaraz Trejo (México), Marco Aurelio Martínez (México), Mayra Emilia Aguilar Dueñas (Ecuador), Luis Carlos Santiago Orozco (México), Israel Zelaya Díaz (Honduras), Victor Hugo Juárez (Guatemala), Rodolfo Maya Aricape (Colombia), Francisco Gomes de Medeiros (Brasil), Carlos Alberto Guajardo Romero (México) y Henry Suazo (Honduras). Además, Aníbal Archila (Guatemala) falleció el 27 de mayo de manera accidental cuando informaba de la erupción del volcán Pacaya para Notisiete TV, cadena de la que era cámara.
El presidente de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC), Celso Schroder, asegura que ‘el año 2010 ha sido un año de grandes desafíos’ para la región y destaca las nefastas situaciones que vive la prensa en México y Honduras, con diez asesinatos en cada país’. ‘México destaca como el país más peligroso donde la guerra de los cárteles de la droga se ha cobrado al menos 20.000 vidas, incluidos 67 periodistas, desde el año 2000. Tres han desaparecido este año en un cla de ausencia total de mecanismos eficientes para proteger a la prensa’, dice en su análisis.
Schroder establece que ‘hay una preocupación creciente el hecho de que los gobiernos de la región no se toman en serio la violencia contra los medios. Por el contrario, las autoridades tienden a considerar esos asesinatos como delitos comunes y con frecuencia citan la “delincuencia”— el robo o los asuntos personales como razones del asesinato de periodistas’. El presidente de la FEPALC hace un hueco en el informe para hablar de Venezuela que, aunque no ha habido periodistas muertos, ‘de enero a septiembre, se han registrado 113 agresiones contra la prensa’. También se refiere a Colombia, donde el pasado año salieron ‘a la luz pruebas evidentes de actividades ilegales, incluidas escuchas telefónicas, vigilancia y acoso sistemático a periodistas y empresas de medios, parte de la policía secreta colombiana, del Departamento Administrativo de Seguridad, que informa directamente a la Presidencia de la República’.
Con respecto a este año, Celso Schroder considera que habrá ‘aún mayores retos para fortalecer las organizaciones, exigir acciones creíbles parte de los gobiernos para poner fin a los asesinatos de periodistas combatiendo la cultura de la punidad y forjar un entorno que permita el ejercicio de un periodismo libre y seguro al servicio de la sociedad’. ‘En este complejo panorama, la coordinación de actividades entre los trabajadores de toda la región es esencial’, concluye.
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