Es un hecho real y silar al de los demás países europeos. Así las cosas, los expertos consideran que el planteamiento más sensato para afrontar la situación es empezar la educación sexual. Como afirma la ginecóloga Isabel serrano, presidenta de la Federación de Planificación Familiar Estatal, de educación sexual se habla mucho pero se hace poco.
La educación no es sólo información, sino que incluye la transmisión de valores como los aspectos emocionales, cognitivos, sociales, interactivos y físicos relacionados con la sexualidad. La Ley Orgánica de marzo de 2010 recoge tres puntos relevantes: la educación afectivosexual y reproductiva estará en los contenidos formales del sistema educativo; acceso universal a los servicios y programas de salud sexual y reproductivos, y acceso a métodos anticonceptivos eficaces que permitan una sexualidad libre y segura, exenta de infecciones de transmisión sexual y de embarazos no deseados.
Se trata de una educación que enseña, que transmite conocientos sobre el tema en cuestión, pero que va mucho más allá al intentar formar a jóvenes responsables con su cuerpo y sus sentientos y respetuosos con los de sus parejas, sin olvidar nunca la tancia de la afectividad y la trascendencia que puedan tener sus “actos a dos”.
Mayka Sánchez