Mal vamos en Catalunya cuando vemos que los altos cargos de la Generalitat los ocupan amigos o parientes de la Convergencia más profunda y radical. El 27 de Abril le toco el turno a Mónica Osácar i Andreu, quien a los nacidos en Mostotes o La Coruña no les debe sonar de nada, pero a los que vivos aquí si, ya que estamos hablando de la hija de Daniel Osácar, el responsable de finanzas de Convergencia e putado en el llamado caso Palau, un asunto de comisiones millonarias que iban parar presuntamente de Ferrovial a Félix Millet y Jordi Montull y de allí a las cuentas del partido de Artúr Mas a través del Señor Osácar, presuntamente “el Daniel” que aparece en la agenda de trabajo del corrupto Millet . Ahora, sin encomendarse a nadie y de forma casi clandestina, se pone en mano de la hija del correligionario y amigo, un presupuesto que ronda los doscientos millones de euros que solo admite el control de Presidencia, en un tiempo social en el que para el resto de los catalanes se anuncian recortes y despidos en Sanidad, y Enseñanza, además de bajadas presupuestarias monstruosas en los servicios sociales. Lo que supone de sbólico, éste y otros nombramientos, nos hace pensar que volvemos a los tiempos del tandem Prenafeta y Alavedra, los otros dos grandes putados en el caso Pretoria, en los que el “concepto familia,” era muy tenido en cuenta, a la hora de ocupar lugares de poder de forma escandalosa. Como se puede comprobar, con este viaje en el tiempo del “oasis” catalán ya no queda casi nada.
Manuel Fernando González
Editor y Director
