Cuanto más tiempo pasa desde que una persona se somete a un trasplante, más aumenta el riesgo de padecer un tumor. A los 10 años, 1 de cada tres trasplantados podrá sufrir un cáncer. Así los han manifestado más de un centenar de especialistas en el marco de la XI edición del Aula sobre Trasplantes de Órganos Sólidos, organizada la Cátedra de Trasplantes UAMRoche.
La incidencia de tumores malignos tras el trasplante de un órgano sólido aumenta con el tiempo trascurrido desde el trasplante, con la edad del receptor y con la dosis acumulada de inmunosupresión. Según ha quedado reflejado durante el encuentro entre especialistas, la incidencia de cáncer en la población tadora de un trasplante de órgano sólido es del 3,6 ciento, al año del trasplante. La incidencia se multiplica tres a los cinco años, llegando hasta el 28 ciento a los diez años del trasplante.
Aproxadamente la mitad de las neoplasias malignas que se desarrollan en este grupo de pacientes trasplantados son tumores asociados con la inmunosupresión, como el cáncer no melanótico de piel (3070 ciento de todos los tumores), enfermedad linfoproliferativa postrasplante (1525 ciento), o sarcoma de Kaposi.
‘La inmunosupresión está plicada en el aumento del riesgo de cáncer en la población trasplantada’, ha asegurado durante el encuentro el doctor Nicolás Manito, Jefe de Trasplante Cardíaco del Hospital de Bellvitge (Barcelona).
Por otro lado, se ha puesto en evidencia que los tumores malignos en el paciente trasplantado se caracterizan tener una progresión más rápida, un pronóstico menos favorable y una peor respuesta al tratamiento que en la población general.
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