En tiempos de la España Invertebrada que diría Ortega en el ya muy lejano 1921, al pobre desgraciado que pillaba una tranca de vino peleón, le caian enca la maldiciones de todos sus vecinos de forma inmediata e inmisericorde ¡Es un desgraciado!solían decir ¡un vago de siete suelas que no tiene donde caerse muerto!. En cambio, cuando la borrachera el que la cogía era el hijo del Señorito solía acuñarse con una sonrisa complaciente la frase de que ‘al pobre le habrá sentado mal una copa’. Ayer canal Sur anunciaba que la tasa de alcohol de Ortega Cano alcanzaba 1,26 g . Casi tres veces la máxa permitida. Las consecuencias ya las conocen: Un muerto, el del vehiculo contrario, y un herido muy grave, el propio diestro, que aun se está recuperando en el Hospital. Se supone, que si la noticia es cierta, cuando el Maestro esté completamente sano y lúcido la Justicia hará su trabajo con eficiencia e parcialidad, mientras que el ex de Rocio Jurado, para empezar, pedirá perdón en público a la familia del fallecido, y luego, cuando se dicte sentencia, acatará la misma con especial entereza. No tengo ninguna duda de que esa será la cadencia de los acontecientos. No obstante, si, casualidad, a alguno o alguna se le ocurre encontrar palabras para disculpar lo que le ha pasado, tomando como ejemplo lo de la kurda del hijo del Señorito, pues, sepa el que lo haga, que ni somos tontos, ni tenemos vocación de parecerlo, mucha ternura y spatía que nos produzca el popular personaje. En estos casos: el que la hace….la paga.
Manuel Fernando González
Editor y Director