Las campañas y periodos preelectorales son el momento en que los candidatos tienen que hacernos llegar sus propuestas, persuadirnos y convencernos de que son los mejores para gobernar, que son los mejores gestores, que sus valores están enca de los de su oponente, y supuesto, que sus ideas para mejorarnos la existencia son las más brillantes.
Es ahí donde entran las promesas electorales, el compromiso del político de realizar una propuesta concreta, un concepto definido y particular que sea comprensible todos más allá de lo abstracto del ideario, de las líneas generales y los programas marco.
El problema es que los índices de credibilidad políticos cada vez están más bajos. Sirva a modo de ejemplo decir que la clase política son el principal problema para los españoles solo debajo del Paro y la economía y muy enca del terrorismo de ETA, según el últo barómetro del CIS, que además señala que el 77,5% de los encuestados tiene muy poca o ninguna confianza en Mariano Rajoy, y un 57,9% opina lo mismo de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Con este panorama de descrédito político y desapego de la ciudadanía hacia los candidatos no extraña que el candidato socialista vaya a hacer una campaña sin apenas promesas, ya que en la conyuntura actual solo reafirman la desconfianza del votante, con la sensación de que promesas solo sirven para incumplirse.
Este hartazgo se pudo constatar en una de las propuestas que los ciudadanos del 15M con más insistencia pedían en el grupo de propuestas sobre política y participación ciudadana, la instauración de las promesas electorales vinculantes, de manera que cualquier promesa hecha en campaña electoral supusiese un contrato de los partidos con los ciudadanos que bajo esa premisa les cedieron su voto.
Artur Mas escenificó antes de las elecciones al parlamento catalán esa situación sobre la falta de credibilidad política y las promesas al registrar en un notario un documento que obligaba a cumplir todos los compromisos adquiridos. Independientemente de que los cumpla o no, que un candidato tenga que dar fe notarial a su palabra deja constancia de la situación que vivos al respecto.
En este contexto, el Vicetavoz del Partido Popular Esteban Gonzalez Pons, anunció ayer que el PP aspira a crear 3,5 millones de puestos de trabajo la próxa legislatura si gobierna, las reacciones al anuncio obligaron a la aclaración consiguiente. El Partido Popular “Ni garantiza ni promete”, sólo “Aspira”. Maravillas del lenguaje y del castellano, rico y profundo, muy útil para prometer sin hacerlo.
