En la Tierra a lunes, diciembre 23, 2024

La adulteración del periodismo

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Hace unas semanas escuchaba a Juan Luis Cebrian, consejero delegado de El País, quejarse amargamente de la politización de los medios de comunicación en España, aunque su expresión y énfasis parecía como si la crítica la dirigiera hacia terceros y él y sus medios quedaran al margen de tan seria como cierta admonición.

 

La queja de Cebrian no puede ser más cierta ni más obvia. La prensa española en los últos años se ha lanzado directamente a las trincheras y ese paso se ha hecho más patente en la medida en que la crisis económica se ha hecho más profunda, hasta el extremo de que hoy –más que nunca el periodismo ha dejado de ser un oficio que se ejerce en nombre de la honestidad y la ética para ejercerse, en la mayoría de los casos, en nombre de una tendencia política, que ni siquiera ideológica y los periodistas en elementos que ni siquiera necesitan que les pongan un criterio o una dirección, sino que se autocensuran e incluso superan las teóricas exigencias de sus patronos o superiores.

 

Leer hoy un diario, escuchar una emisora o ver un informativo de televisión, se ha convertido en un acto solo apto para quienes disfrutan de la propaganda, la información con segundas derivadas y la ausencia de las reglas básicas del periodismo que casi siempre se han tenido en consideración. Puede que ese sea el futuro y que los medios ya no solo sean de quienes hacen la información, ni siquiera de sus editores, sino de intereses exógenos que la inmensa mayoría de los lectores u oyentes desconocen.

 

¿Cabe marcha atrás y recuperar los niveles de buenas praxis que en algún momento existieron? Alguien en la profesión se debería plantear el debate y ser consciente de que no todo en el periodismo gira en torno a conseguir puestos de trabajo, cueste lo que cueste, que en ocasiones el coste no compensa en ciertas profesiones.

 

Las nuevas tecnologías de la comunicación desvelan, en buena medida, donde va el futuro y nos vienen a demostrar que desde un twitter o cualquier red social, se puede empezar a tener más influencia y capacidad de informar que desde muchos diarios. Muchos líderes sociales empiezan a considerar esa vía una herramienta tan eficaz como cualquier medio de comunicación tradicional.

 

Carlos Díaz Güell, es editor, profesor de la UCM y consultor de comunicación empresarial 

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