¡La que se avecina!. No. No se asusten. No quiero ser ni el oráculo de Delfos, ni el profeta Malaquias, ni el vidente Nostradamus, ni un agorero gafe. Tampoco quiero hablar aquí de los anunciados y temidos recortes económicos y laborales del nuevo Gobierno, ni siquiera de las corrupciones y corruptelas del “yerníso”. (Aunque sí me gustaría criticar al triunfante don Mariano Rajoy su falta de un “gesto psicológico de masas” en su discurso de investidura. ¡Qué bien habría quedado si antes incluso de anunciar el paquete de medidas que piensa adoptar, hubiese comenzado anunciar que les bajaba un 40 % el sueldo a los diputados y qué rebajaría el número de escaños en el Congreso a 250, que haría lo propio o más con el Senado, que le retiraba las subvenciones a los sindicatos o que iba a cerrar o vender ¡TODAS! las Televisiones Autonómicas!).
No. Me quiero referir al terrorismo asesino, que en el horizonte lejano suenan ya los tambores de guerra de ETA. El rechazo a que sus representantes de AMAIUR en el Congreso formasen Grupo y sobre todo las palabras del Rey en su discurso de Nochebuena, según dicen los expertos, han tenido una acogida brutalmente contraria en los jefecillos más radicales de la banda asesina. Y no sería de extrañar teniendo en cuenta los avances que habían logrado con el gobierno Zapatero. Es como la bomba retardada que deja Rubalcaba a los populares. La cabra siempre vuelve al monte.
Porque el Rey en esta ocasión ha sido rotundo en su condena del terrorismo. Resultó emocionante escuchar de boca de Su Majestad estas palabras:
“La unidad de las fuerzas democráticas y la firmeza de los españoles en la defensa de nuestro Estado de Derecho frente al terrorismo, han demostrado que los proyectos totalitarios no tienen cabida en la España democrática.
Frente a la intolerable pretensión de los terroristas de tratar de conseguir objetivos políticos mediante el uso de la violencia, la amenaza, la intidación o la extorsión, la sociedad vasca y el conjunto de la sociedad española han defendido su libertad y sus instituciones desde la legalidad, con el sacrificio y la eficacia de las Fuerzas de Seguridad, la permanente y decidida acción de la justicia y la generosa cooperación internacional.
Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas.
Esta noche es un momento especial para dedicar un recuerdo emocionado a quienes más han sufrido esta tremenda injusticia, las víctas del terrorismo.
Nuestra sociedad tiene contraída una permanente deuda de gratitud con el sacrificio y el dolor de todas las personas que perdieron la vida, quedaron mutiladas, fueron extorsionadas o se vieron obligadas a abandonar su tierra. Al evocar su memoria, queremos poner de manifiesto su dignidad y compartir su sufriento y el de sus familias, que siempre contarán con nuestro apoyo, solidaridad y afecto.
Este es nuestro firme compromiso, para recordar que su sacrificio no ha sido en vano.
Es el compromiso de una sociedad libre que no se deja amedrentar, que exige justicia y reparación para quienes fueron víctas de la violencia no querer someterse a la dictadura del terror”.
Duras palabras, sí señor. Tajante compromiso, sí señor. ¡Se acabaron las contemplaciones y las claudicaciones subterráneas!. Hay que retirar a todos los Eguigurens pasteleros. Hay que volver al Estado de Derecho y a las Leyes antiterroristas y lograr un Pacto Nacional de todas las fuerzas políticas, que las nubes que se otean en el horizonte presagian tormentas de granizos y sangre. De ahí que el nuevo Gobierno y especialmente el nuevo Ministro del Interior deben ya adelantar una alarma roja generalizada en todas las fuerzas del orden y de la seguridad del Estado (policía nacional, guardia civil, policías autonómicas, policías locales y si fuesen necesario los medios del Ministerio de Defensa), que los de ETA van a querer demostrar que siguen estando ahí y que si no se sigue la ruta que ellos mismos han marcado volverán a las armas y a los atentados.
Pero, ni eso puede hacer flaquear a los millones de españoles que quieren vivir en Democracia y en libertad. Ceder al chantaje tiene estas cosas, que el chantajista siempre quiere más y la verdad es que lo han conseguido en los años que ha durado Zapatero en el Gobierno. Los asesinos habían llegado a creerse que esto era ya Jauja y de pronto se han encontrado con un Gobierno que ha dicho tajantemente no si no hay antes un abandono de las armas y la violencia. ¡Y están que trinan y con los cuchillos en la boca!.
Y eso fue también lo que el Rey Juan Carlos I dejó bien claro en su discurso de Nochebuena. O entregan las armas o Estado de Derecho.
Como decía al principio no quiero ser ni oráculo, ni profeta ni vidente ni agorero… pero ¡que Dios nos coja confesados!. Y esto lo dice quien sufrió dos atentados de la Banda asesina, de los que se salvó milagrosamente, en 1979.
