Me he quedado de piedra cuando he leído tu twitter en el que nos cuentas lo de la leucemia que piensas vencer con el mejor áno, buenos médicos y el cariño de todos los que te queremos. En mi caso, desde Barcelona. Estas cosas, cuando pasan, hay que afrontarlas con la entereza con que tú lo has hecho. Cuando, hace ya una eternidad, me dijeron que mi mujer tenía cáncer, se me cayó el mundo enca. Lo pasamos muy mal, ella, naturalmente, peor que yo, pero hoy lo celebramos con la gratitud de saber que la vida se vive una vez y que hay que saborearla a sorbos pequeños. Hoy quiero recodarte en la agen de la comida que compartos poco antes de llegar a Onda Cero, entonces, en los complicados estudios de Pintor Rosales. Eras una gran periodista y llegaste a nuestra casa para redondear una plantilla inolvidable. Aunque no nos vemos mucho, ya sabes el afecto que te tengo, y que hoy me gustaría saber trasladar a estas líneas para dejar constancia pública de que eres una mujer admirable, que volverá a pelearse la audiencia dentro de poco tiempo que, además, pasará muy rápido. Solo tienes que ser tu misma y dejarte cuidar. Te prometo que aunque se me ha olvidado rezar, que soy ya escasamente religioso, lo pienso hacer cada día hasta que te vea de nuevo en una pantalla o te escuche a cualquier hora del día en la radio. Así que si no quieres que Rouco me gane para su causa, ponte pronto buena y evítame esa penitencia tan dura. Áno Concha, mucho áno y un beso muy fuerte.
Manuel Fernando González
Editor y Director