Comenzó el circo de los hermanos Urdangarín y Torres en Palma de Mallorca. Cuentan los que estuvieron en las preras filas de la pista que el número de los leones no fue para tanto. Si acaso un viejo león vestido de juez y un tigre aderezado de fiscal, mantuvieron al domador Iñaki en vilo durante bastantes horas para después dejarle ir tranquilamente a descansar a su casa, a la espera que “el mudo” Torres, o cargue en silencio con las consecuencias de este lío, o hable y acabe desvelando todo lo que sabe o todo lo que hizo. El careo entre los dos protagonistas de esta triste historia, pesa como una losa sobre la sala y puede ser la única solución que le quede a la Justicia para no hacer el ridículo ante toda España. Extraña y mucho, la falta de memoria del acusado que ya ha puesto de los nervios al Juez Castro, a quien hoy, se le cuestiona su parcialidad en algún diario digital, que además atribuye a algún miembro del Consejo general del Poder Judicial las preras criticas. Como yo no estaba dentro no sé que decirles, y de Manos Lpias no me fío un pelo. Lo cierto, es que pese a los esfuerzos de unos y otros, la Casa Real sigue sufriendo lo indecible en su credibilidad y ESADE la famosa y carísa escuela de Negocios que tiene su sede en Barcelona y que acogió con los brazos abiertos a ambos sospechosos, lo está pasado con el escándalo, verdaderamente mal. Para los políticos valencianos como Camps, Rita Barbera y González Pons queda el postre de lo que se deduzca judicialmente de los generosos contratos ofrecidos al Duque de Palma y a su hermano de cuentas. No será nada agradable, seguro, que la opinión pública ya se ha posicionado al respecto y con sentencia o sin ella, piensa lo que piensa. Un buena solución para todos, y aquí hago de abogado del diablo, pasaría devolver el dinero saqueado a las distintas arcas autonómicas, pagar las multas que se pongan, acatar la sentencia sin rechistar y luego retirarse la puerta de atrás, a vivir y trabajar fuera de España, dejando el Señor Urdangarin, en el cuerpo de guardia del Palacio de la Zarzuela, el correspondiente Ducado tan generosamente otorgado su suegro, pero tan indignamente representado él. Y como tituló la película de Garci que ganó un oscar, pese a los palos que le dio la crítica en su país: Volver a Empezar
Manuel Fernando González
Editor y Director
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