Esto de ser periodista se está volviendo cada vez más complicado, sino que se lo digan a Javier Espinosa, que acaba de salir de Siria los pelos, donde las ejecuciones a civiles son el pan nuestro de cada día y la de corresponsales como Marie Colvin casi que también. Pero, si fuera poco, aquí ha comenzando a extenderse la costumbre de zurrarle al comunicador cuando este se va a una manifestación a hacer una entrevista o splemente a filmar unos hechos en la calle. Ayer, los que machacaban la sede de la Bolsa de Barcelona le dieron de palos y patadas a los compañeros de Antena 3, Telecinco e Intereconomía que estaban allí contando lo que pasaba. A mí, me tocó correr la calle Balmes abajo que se me ocurrió sacar unas fotos de unos containers que ardían en plena calle. Lo mío fue cosa de los mossos, que están mal de vista y confunden a periodistas con estudiantes y luego, pasa lo que pasa. En fin, que estas cosas, a uno, que ya es un senior desvencijado, le devuelven a la Transición y a los conflictos tan gordos que hubo, de los que salos aún no se sabe cómo. Lo cierto es que el calentamiento social ya es recogido hoy el diario gubernamental del Conde Godó en su tada, y si La Vanguardia lo dice, es que la cosa es más grave de lo que parece. En fin, que entre los que se van al paro y las hostias que nos dan a los que quedamos meter las narices en la actualidad, aquí los únicos relatores de lo que pasa que van a quedar con vida van a ser los ilustres miembros del Cuerpo de Taquígrafos del Congreso, que llevan dándole al lápiz o a la tecla desde 1878, que ya son años.
Manuel Fernando González
Editor y Director