En la Tierra a viernes, noviembre 22, 2024

¿Abre Argentina una nueva etapa de proteccionismo económico?

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No corren buenos tiempos para los movientos de capitales en el mundo, ya sean de inversión directa o puramente financiera. El expolio de Argentina a Repsol al quedarse con YPF puede tener efectos muy negativos para las inversiones en economías emergentes con Gobiernos que no respeten las reglas de juego internacional ni las de la propiedad privada. En el mundo financiero, la quita de Grecia abunda en esa desconfianza.

 

Uno de las principales características de la expansión económica internacional de los últos 20 años ha sido la liberalización prácticamente total de los movientos de capitales y también de productors y servicios con una desaparición o reducción de aranceles drástica. Esto ha permitido en gran medida la deslocalización de la producción ya que los productos fabricados en otros países seguirían siendo competitivos con los nulos o pequeñísos aranceles.

 

La idea predominante que han lanzado los economistas liberales e partido las escuelas de negocios de todo el mundo consistía en que el proteccionismo económico traía la ruina a largo plazo a cualquier país que emplease esas prácticas en un dilatado periodo de tiempo. Supondría, pues, una continua falta de competitividad frente a los productos de otras economías.

 

La experiencia me obliga a evitar las grandes verdades económicas como dogmas de fe, tras escuchar que íbamos hacia la sociedad del ocio y que los ciclos económicos se habían terminado de acuerdo al prolongado periodo de creciento del pasado (hay muchas más tonterías de este calado admitidas como verdades absolutas). Tampoco creo a pié juntillas que no haya que defender ninguna actividad productiva en un país frente a competidores que usan el dumping en precios cuando no la semiesclavitud de sus trabajadores.

 

Aunque el expolio de Cristina Fernández sobre Repsol podría catalogarse como un episodio aislado, pintoresco o bananero, la tendencia al proteccionismo está cuajando. Así lo indicaba el pasado mes de enero un informe de Ernst & Young “The World is bumpy. Globalization and new strategies for growth”, en el que España aparece como uno de los países más globalizados y abiertos (puesto 21 y subiendo) frente a la tendencia mundial a un mayor proteccionismo como consecuencia de la debilidad global de la economía.

 

La crisis del euro es también otro argumento para la repatriación de capitales hacia su propia economía si ésta ofrece mayor seguridad. La quita de Grecia ha provocado una salida de dinero desde las economías periféricas que ha sido únicamente suplida con las compras que han realizado los propios bancos nacionales para cubrir ese hueco dejado la inversión internacional.

 

A lo bestia, la expropiación de YPF a Repsol –con todas las singularidades que se quiera es un hito de este moviento proteccionista que se asienta en el mundo y que cuya forma de evolucionar no puede ser otra que el contagio generalizado al conjunto de la economía mundial. En la campaña electoral a la presidencia de la República francesa, su actual presidente Sarkozy ha amenazado más de una vez con tomar medidas proteccionistas, algo que tiene calado entre el electorado, como los palmeros que ayer coreaban a Cristina tras su arbitraria decisión. Brasil es otro ejemplo mucho más moderado de un creciente proteccionismo.

 

En esta tendencia al demonizado proteccionismo habrá que estar rápido y alerta. La reciprocidad sería lo más justo y evitar posturas quijotescas que se pueden traducir en menos industria, menos actividad y menos puesto de trabajo que solo beneficiarán a algunos tramposos.

 

LUIS APARICIO

Director de Contenidos de INVERTIA

www.invertia.com


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