A la que acababa la maldita Guerra Civil española uno de los problemas más grandes que se planteaba era buscar de qué forma se estructuraba el nuevo estado. Los pensadores, los asustados, los que no lo pudieron sotar y pudieron salir se fueron… Nuestro pensamiento más próspero se había marchado al exilio francés, alemán, argentino…
Llegaban los hombres del Dictador a copar todas las intancias e instituciones de poder y desde allí comenzaron a reconocer títulos y estudios. Al que había ido un día al abogado le hacían letrado y al que había trabajado de pasante le hacían notario, registrador, abogado del estado o algo parecido o silar. Y de la misma forma que ocurría con el derecho romano, pasaba con químicos, farmacéuticos…
Uno de los casos curiosos fue el de un matasanos (del que no diré el nombre sus deudos) que se colocaba delante de la camilla con el enfermo cloroformado a tope, con olor a colilla entre los labios (como mi prer dentista), y señalando al universo de órganos, huesos, venas, arterias… decía: ‘está claro el tumor está aquí, irradia hacia allí, y se extiende detrás’. ¿solución? Extirpar el órgano. El sometido ayudante le decía: ‘Don como usted corte ahí le matamos’. Tranquilo que el cuerpo se asentará y la función hará que nazca un nuevo órgano.
Y es verdad que en aquellas intervenciones en las que unió cardias y píloro la función sí hizo el órgano, y de esa juntura se hizo un pequeño estómago que funcionaba. El problema añadido era la sepsis que se le formaba al enfermo la falta de penicilina. En los casos en los que el famoso cirujano unía el uréter a la vejiga urinaria… la función de mear no fabricaba ningún riñón, y a las horas cascaba el conejillo de indias. Luego la función hace que el órgano actúe, no que el cuerpo genere uno nuevo, vamos que lo sé hasta yo que no sé colocar una tirita.
En la España de hoy tenemos un cirujano que tiene el compromiso y la obligación de curarnos de ésta, que eso nos lo prometió todo. Hoy, España está en la UCI, UVI o como la llamen en los 17 miniestados necesarios, y el cirujano ya ha cortado las vías de oxígeno a las células más pequeñas, la enfermedad avanza parable. Se han probado todo tipo de medicinas. Desde las reformas laborales salvajes su anuncio, e ineficaces sus resultados, hasta la nacionalización de una parte de la banca arrejuntada de cajas y cajones.
El órgano existe, está y sólo hace falta darle un poco de mo, cariño y no tanto mensaje liberalizador que conduce al desagüe. Hace falta colocar resortes de Comunicación que anen al personal, y una política que esté fijada en que racionalicemos nuestra realidad para poder pagar la parte de la fiesta que nos corresponde. Aunque algunos políticos que han robado a manos llenas ahí siguen… (lista interminable, más de MIL).
Al cirujano acabaron convenciéndole para que se dedicase a la disección de cadáveres y su posterior estudio. Acabó metiendo en formol fetos de bípedos alados y algún pequeño mamífero. Sus enfermos se lo reconocerán siempre.
Querido cirujano de la Clínica de la Moncloa (Palacio) pídale a sus ayudantes menos risas nerviosas ante los anuncios, coja el toro los cuernos, corte las dos orejas, déjenos el rabo y confíe en la fuerza de un País que es un tercio abuelos, un tercio niños y menores de la LOGSE (con lo cual tampoco saben de Comunicación), y el otro tercio los currelas que mantenemos la tramoya. Pero un País grande y honesto, no como sus políticos que prometen pan y nos dan pin, y ya sabe que este País cuando oye pin y luego pan, la tercera es pum…
Dennos una otunidad más, sólo una… nuestra hora más de sol, nuestras banquetas en la calle, nuestra tortilla de patata… Nuestros cirujanos, nuestros órganos… ¿Ay! Nuestros órganos.
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pedro aparicio pérez
fontanero de la Comunicación
@pedroapa48
director de prnoticias.com