En la Tierra a jueves, diciembre 18, 2025

Soluciones contra la saturación informativa

Adrian Elliot es Director de Cuentas en la agencia Grayling. Los que trabajamos en el sector de la comunicación gastamos demasiado tiempo hablando de la crisis de la prensa escrita, como si se tratara del prer indicio de un declive aún más grave que puede terminar con la profesión periodística. Lo más peligroso de esta visión pesista no es que todos tengamos que automedicarnos el miedo y la angustia, sino que la falta de creatividad y de visión de futuro haga que la profecía acabe cumpliéndose. La diferencia entre la actual crisis de los medios y otras crisis que la han precedido es que la transformación que suponen las nuevas tecnologías para la comunicación no se trata de una revolución instantánea, como pudo suponer el invento de la prenta y el naciento de la prensa escrita, sino de un proceso largo que requiere muchos años de prueba y error. Algún día, quizás, aparezca la piedra filosofal y todos podamos sacar tajada del invento, sin embargo, si mientras tanto nos litamos a mirarnos el ombligo y esperar que inventen otros; para parafrasear a Keynes, cuando llegue ese momento estaremos todos muertos.

 

Los medios presos sí van a desaparecer. Es un hecho. Podemos discutir durante horas sobre la utilidad del papel para los libros de texto, sin embargo, no así para la prensa escrita si la tecnología permite a cualquier ciudadano generar información y retransmitirla con la instantaneidad que ofrece Intet. La posibilidad de acceder a esta información de forma inmediata y a través de una cada vez más amplia variedad de dispositivos electrónicos no deja espacio para un medio que cuando llega al quiosco, se parece más a una crónica de la historia lejana que a un resumen de la actualidad.

 

La información nos llega a través de la Red y se multiplica con tal velocidad que en la mayoría de los casos, cualquier intento de cobrar a los usuarios los contenidos en bruto resultaría inútil. Demasiado fácil es copiar o piratear la palabra escrita, y demasiado valor tienen las redes sociales para permitir que una publicación gane rápidamente credibilidad en el ciberespacio como para que sus propietarios intenten restringir el libre flujo de la información. Sin embargo, creo que muchos grupos de medios cometen un grave error de concepto al tratar Intet como un medio más, como lo era antes el diario o el semanario.

 

Intet es el origen; la fuente principal de la información; el boca a oreja transformado en fenómeno virtual. Y en el pasado nadieintentaba vendernos la rumorología sin filtrar, de la misma forma que no se comercializa el aire que respiramos. No nos ofrecían la materia pra sino el producto secundario o terciario: La información analizada, ordenada, contrastada y editada. El lector del periódico creía, desde su propia subjetividad ideológica, que la información que le llegaba era fiable, y que con dedicar media hora a leer el diario cada mañana, era suficiente para mantenerse al día.

 

Hoy esto no es posible. La cantidad de información que tenemos que digerir es tan excesiva que estamos saturados. Incluso para los profesionales de la comunicación nos resulta cada vez más engorroso tener que analizar, leer y editar centenares de artículos y comentarios de multitud de medios, blogs y redes sociales para a continuación poder elaborar una estrategia para responder y dar mayor visibilidad a la perspectiva de nuestros clientes. De todas formas, el ciudadano común cuenta con tal cantidad de información a su disposición que él mismo tiene que transformarse cada día en su propio editor para poder dar sentido al ruido que se genera en el entorno online.

 

Con alguna excepción destacable como The Huffington Post, la mayoría de los medios tradicionales no están cumpliendo su papel de editores, litándose, en cambio, a hacer lo que ya hacían en el formato tradicional –generar contenidos, sólo con mayor inmediatez y con cada vez más elementos audiovisuales y de interacción con los lectores. Está bien que lo hagan. Sin los contenidos, nuestra profesión dejaría de existir. Sin embargo, no sólo de contenidos vive el magnate de la comunicación. Para generar dinero, debe recopilar y filtrar la información y ofrecer a cada lector un producto mucho más personalizado para que un profesional de cualquier sector pueda acceder a toda la actualidad de relevancia e informarse con la misma rapidez con la que lo hacía con el periódico de papel. No sólo un resumen de los contenidos de sus webs, sino uno de todos los contenidos de la Red relacionados con los temas de interés para cada nicho de lectores. Para esta tarea, herramientas como Google News no son suficientes. Les falta la inteligencia y el conociento especializado para dar un servicio realmente satisfactorio al lector final. La experiencia que sólo puede tener un periodista. Una experiencia que incluso en 2012 no puede ser sustituido un ordenador y que, tanto, sigue teniendo valor económico y que durante mucho tiempo continuará siendo un potencial generador de ingresos y de empleo.

 

Intet aún se parece a una inmensa biblioteca sin clasificar. Hacen falta profesionales quienes, con la ayuda de ordenadores y sistemas de clasificación de creciente sofisticación, estructuren, categoricen y valoren la calidad y la fiabilidad de la información, para ofrecérnosla en un formato digerible. De manera que una vez acabemos con esta terrible epidemia de obesidad informativa que termina lentamente con la credibilidad y la riqueza de nuestro sector. De esta forma, la información volverá a ser de utilidad, y no sólo un generador de ruido.

 

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