Esta misma semana se publicaban en EEUU los datos de un estudio basado en la encuesta anual National Health Interview Survey (NHIS) y recogidos el Centro Americano para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC). La encuesta incluía múltiples variables, entre ella diversas preguntas sobre la lectura de la información nutricional en los supermercados y su frecuencia.
Los resultados del estudio, realizado un equipo internacional de científicos y liderado desde la Universidad de Santiago de Compostela y Tennesse (Arkansas), afirmaban que los consumidores que leen el etiquetado nutricional de los productos cuando van a comprarlos se mantienen más delgados. En concreto, los parámetros analizados indican que una persona que lee estos etiquetados tienen un Índice de Masa Coral (IMC) inferior en 1,49 puntos. Esto se traduce en hasta casi 4 kilos menos en una mujer estadounidense de 1,62 centímetros de altura y 74 kilogramos de peso.
Otros de los datos de la investigación señala que los fumadores miran mucho menos estas informaciones y los que viven en las ciudades lo hacen mucho más que las de los pueblos. Por sexos, las mujeres leen el etiquetado en un 74% de las encuestadas, frente al 58% de los hombres.
Sin embargo, parece que la lectura nutricional de los productos no goza de mucha tancia para los consumidores de nuestro país en una época de crisis económica como la actual. Los compradores se muestran más preocupados consultar el precio que el etiquetado del producto que van a adquirir. Los expertos también señalan que pulsar la lectura de estas etiquetas ayudaría a realizar compras más saludables y a mantener buenos hábitos alenticios.
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