En la Tierra a lunes, septiembre 16, 2024

Menos mal que estamos en Europa

He sido muy crítico con la Unión Europea. No hace falta ser muy listo para ver los problemas que la propia zona euro agranda para resolver esta crisis. Desde un diseño erróneo, únicamente previsto para épocas de bonanza, hasta la falta de acuerdo en casi todo los puntos o la demora de mecanismos tan tantes como el Mede. Pese a las miles de críticas fundadas, sin embargo me alegro de que estemos en este grupo. Pienso que nos iría mucho peor solos.

 

Hasta me gustó la iniciativa del grupo socialista del Parlamento Europeo de presentar una moción de censura si Europa la Comisión Europea y sus ministros no consiguen sacarnos de la crisis y únicamente saben dar recetas de austeridad.

 

Este verano tuve el lujo de escuchar al comisario de Competitividad Joaquín Almunia en unas jornadas cántabras y me quedé atónito sobre la distancia sideral que mantenía este político con la realidad. La culpa era de los distintos presidentes del Gobierno. Él no hacía recomendaciones sino indicaciones de lo que había que seguir, y el caos en el que estaba sumido Europa en el estío (aún sigue) prácticamente le hacía gracia. Su relato era el de una riña de muchachos contada el director del colegio.

 

Pese a todo ello, ¡Viva Europa¡. La Unión Europea nos está sacando las castañas del fuego en dos aspectos muy principales, en gran parte que nuestra incompetencia o ganas de lío es mucho mayor que la de ellos.

 

Los tratados europeos y sus dirigentes acaban de salvarnos de tropezar en una de nuestras recurrentes debilidades históricas. Yo soy de los españoles que no comprende ese empeño separatista alentado durante una treintena de años en la permanente búsqueda de agravios, mayormente inventados.

 

Europa se ha cargado de un solo golpe las intenciones secesionistas de Artur Mas y sus seguidores. Esta misma mañana el presidente de la Generalitat mostraba su frustración al recibir el mensaje claro de que salirse de España significa marcharse de una Europa que exigiría en un futuro la unanidad de países para reintegrarla. Mas ha dicho que a él le gustaría seguir recorriendo ese camino hacia la independencia pero mostrando ya la posibilidad de no hacerlo y ofreciendo su opción con desgana y para salvar el honor.

 

Europa nos ha quitado un gravíso problema de desintegración del país más viejo de la zona sples cuestiones económicas. Creo que en la unión secular del resto de España con Cataluña hay muchíso más que economía. Como para Artur Mas solo hay razones pecuniarias, con eso se ha terminado.

 

El tema económico se presta más a discusión. Podemos disentir sobre la velocidad o el ritmo, pero lo cierto es que la economía española precisaba de un ajuste tras los excesos del crédito que han afectado a otras tantas economías. Este ajuste ha sido posible que llega puesto desde la Unión Europea. Ya hubiéramos entrado en bancarrota si no se hubieran producido esas amenazas y exigencias que también llegaban de otros confines del mundo.

 

Sin iniciativa de la clase política española, las riendas –con sus equivocaciones y aciertos de la salida de la crisis en España, las maneja en Europa. Alguién ocupa el lugar cuando parece que no hay toneles al frente o estos se sienten incapaces para tomar decisiones. Vivos tutelados Europa y aunque no haya frutos y el paro siga creciendo tenemos un respaldo, un camino que seguir, eso sí, como todos aún descubrir. Menos mal que en estos momentos tan difíciles tenemos Europa, dada nuestra tendencia a buscar las soluciones más exóticas y menos convenientes.

 

Luis Aparicio Pérez, Director de Contenidos de INVERTIA / www.invertia.com

 


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