Hablar de comunicación financiera hoy en día es meterse de lleno en un mar de confusión que conviene aclarar. Frente a la acepción tradicional más anglosajona que apela al conjunto de estrategias, tácticas y herramientas usadas para compartir datos financieros y recomendaciones con inversores institucionales o minoritarios, analistas, gestores y otros miembros de la llamada comunidad financiera, existe otro significado que hace referencia splemente a la comunicación corativa de entidades financieras. Hay incluso una tercera acepción que trata sobre la comunicación de operaciones financieras. O incluso una cuarta referida a la comunicación del desempeño de una empresa en los mercados financieros (bursátiles, fundamentalmente). Y seguro que hay muchas más.
La diferencia que subyace aquí es fundamentalmente el público objetivo hacia el cual se dirige la comunicación. Mientras que en el prer caso el receptor de la comunicación es un perfil específico de profesional del sector, con una elevada formación, o un pequeño inversor con un interés específico en el mensaje que le quieres transmitir, en el resto de los casos el público objetivo es mucho más amplio e incluye, además de los anteriores, un público general con especial interés en temas económicos y/o financieros.
En resumen, la comunicación financiera en su sentido más tradicional es un concepto íntamente ligado al de relación con inversores, mientras que en el resto se asila más al de la comunicación corativa de empresas financieras o eventos financieros. En todo caso el mercado hoy en día demanda profesionales de la comunicación cada vez más completos que sean capaces de desempeñar ambas tareas igual o que, al menos, cuenten con los resortes necesarios para hacerlo con eficacia y entendiento.
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Gonzalo Torres, Director de Comunicación Financiera de Kreab Gavin Anderson
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