La bloguera experta en Comunicación Ana Sánchez, escritora del blog ‘101 formas de comunicar’, desvela en el programa #ondaclub de Onda CRO las claves del storytelling.
A mí me gusta siempre hacer uso de la riqueza de nuestro lenguaje español así que prefiero llamarlo el arte o la técnica de contar historias. El g, las agencias se valen cada vez más de esta manera de comunicarse donde se busca entretener y emocionar. Llegar a nuestros corazones con pasajes de nuestra vida, empatizar en una palabra. Un mensaje que viene siempre con moraleja, con una enseñanza que espera quedarse grabada en la mente, que puede influir a la hora de decidirnos en la compra de un producto u otro o incluso como algo que nos llega y que podemos comentar con nuestros amigos, el boca a boca.
Considero que es más fácil recordar este tipo de historias, minicortos publicitarios que son en ocasiones los anuncios que podemos ver en la televisión. Los diferenciamos, no pasan desapercibidos entre tanto bombardeo de publicidad al que estamos expuestos. Y es que entre alrededor de 3.000 pactos publicitarios que recibos diariamente, más de un millón al año, está claro que hay que romperse el coco para conseguir la atención del consumidor. Con originalidad e historias más o menos creíbles se pretende conseguir su fidelidad a ser posible duradera.
En vez de escuchar o ver anuncios que describen las características, beneficios y demás lindezas de los productos preferos estas historias con las que nos podemos sentir identificados e incluso formar parte de ellas, que tocan nuestra fibra sensible, y además le dan un valor añadido a la marca. Tengamos en cuenta que los usuarios tendemos a humanizarlo todo. Por eso las empresas buscan prir este carácter humano a través de los personajes de las historias.
¿Por dónde empezamos? ¿Qué tenemos que hacer?
Lo prero es tener pensado el tema, el punto de vista desde el que vamos a tratarlo y buscar lo tanto la trama y los argumentos acordes.
Como toda buena historia, ésta tiene que contar con un principio, un desarrollo, un punto álgido y un fin. Un desenlace que deje buen sabor de boca y que dé alas al destinatario para recrear su propia historia.
¿Y cómo podemos dejar huella en la persona que nos escucha?
Los expertos en publicidad recomiendan apelar a eventos de nuestras vidas cotidianas, experiencias que nos marcaron y que tenemos en común en nuestro creciento, las que todos hemos pasado: niñez y juventud. También pueden basarse en cuentos o refranes. Gustan mucho las historias de superación. Pero lo fundamental es que sea una experiencia. Bien sea real o incluso sugerida lo te cuenta la historia y que quieres sentir como propia. Al producir una sensación, una emoción se crea un vínculo estrecho entre marca y audiencia, hay una conexión.
Se dice que el público objetivo necesita proyectarse en un héroe. El inocente, el amigo, el amante. Un hombre corriente también puede ser y es muchas veces el protagonista de la historia. Un héroe que supera una situación difícil o la rivalidad de su adversario. Para ello puede contar con la ayuda de escuderos. Estos compañeros complementan las acciones del protagonista con sus propios estilos. Tiene así más aceptación.
Puedes seguir a Ana Sánchez en su blog