Pedrojota Ramírez volvía a ser protagonista este domingo. Por la mañana publicaba en ‘El Mundo’ una críptica columna en su nuevo formato ‘Cartas de un arponero ingenuo’, una misiva en que nuevamente recordaba que ha sido el poder el que le quitó de la dirección del rotativo. Por la noche y en el programa ‘Salvados’ de Jordi Évole, hacía una revisión de su vida periodística y también criticaba a los políticos apartarle de su puesto. Una tesis que precisamente no comparte el presidente Ejecutivo de su compañía Antonio Fernández Galiano y los dueños italianos de RCS. La pregunta es obvia ¿Hasta cuándo podrán seguir cohabitando estas dos posturas?
Desde su cese como director de ‘El Mundo’, Pedrojota Ramírez mantiene un despacho en Unidad Editorial. Yo no es el del director, pero sí que continúa con las comodidades de su anterior refugio. Es un despacho que visita regularmente y que le ha servido para preparar su retorno con su nueva columna dominical ‘Cartas de un arponero ingenuo’. Dependiendo de las fuentes, esta extraña transición se ha producido la posibilidad de Unidad Editorial de pagar la indemnización del periodista, aunque hay otros que apuntan a la necesidad de las dos partes de seguir colaborando.
Es una extraña cohabitación, en especial que el nuevo despacho de Pedrojota Ramírez está ahora físicamente más cerca de Antonio Fernández Galiano, presidente Ejecutivo del Grupo, y con quien históricamente no ha tenido una buena relación. Unos desencuentros que se han acentuado tras el despido, y más desde que los dos tienen visiones radicalmente distintas de la salida del periodista riojano. Mientras Pedrojota cuenta activa y pasiva que ha sido el PP el que ha pedido y conseguido su cabeza, Galiano y los dueños italianos de ‘El Mundo’ han esgrido la caída de las ventas como la mejor excusa.
Ayer en su entrevista con Jordi Évole, Pedrojota Ramírez ha vuelto a recordar que si ‘El Mundo’ cambia radicalmente su proyecto editorial, o si es que cambia de propiedad, buscará otros rumbos e incluso no descarta fundar una nueva cabecera. El punto ahora es saber hasta qué punto se podrá vivir esta coexistencia pacífica con un Pedrojota contradiciendo las versiones de sus jefes desde dentro y a través de las columnas del propio diario. Un delicado equilibrio que amenaza con romperse
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