Varias organizaciones aúnan sus esfuerzos para concienciar sobre el problema y pedir a los gobiernos europeos que actúen y desarrollen programas exhaustivos para el tratamiento del dolor crónico.
Boston Scientific Coration (NYSE:BSX) ha anunciado hoy los resultados de una encuesta a la que respondieron más de 1.000 personas con dolor crónico en Europa, y que apuntan a que millones de pacientes siguen sufriendo dolor diariamente, tras haber probado varias opciones terapéuticas.1 «La encuesta The Painful Truth Survey: The State of Pain Management in Europe» (La verdad sobre el dolor: Situación del tratamiento del dolor en Europa), patrocinada Boston Scientific, Action on Pain UK, la Asociación Española de Pacientes contra el Dolor (EFHRE Sine Dolore) y la liga alemana del dolor (Deutsche Schmerzliga), ha puesto de manifiesto que más de un tercio de los pacientes tiene dificultades para llevar a cabo sus actividades cotidianas habituales, viendo afectado su trabajo y su vida personal, sus relaciones y su capacidad para cuidar de sus hijos. Las organizaciones que han colaborado en la encuesta de The Painful Truth han llamado a todos los gobiernos europeos a desarrollar planes nacionales para el tratamiento del dolor crónico que vayan más allá de las vías tradicionales de diagnóstico y tratamiento.
Las personas afectadas el dolor crónico y los profesionales sanitarios no siempre disponen de la información y los conocientos necesarios sobre las opciones de tratamiento disponibles. Los resultados revelan que una quinta parte de los encuestados tiene diagnosticado un dolor crónico susceptible de tratarse o controlarse con opciones terapéuticas innovadoras, como un sistema recargable de estulación de la médula espinal (EME). Sin embargo, a pesar de su disponibilidad en toda Europa, dos tercios de los pacientes nunca han oído hablar de este tratamiento.
«Muchos pacientes acuden al médico varias veces antes de que se los derive a un especialista, lo cual puede ser muy frustrante para una persona que sufre un dolor constante día a día», apunta Harry Kletzko, Vicepresidente de la Liga Alemana del Dolor. «El dolor causa un verdadero pacto en la vida diaria, incluso en actos tan sencillos como levantarse de la cama, que pueden convertirse en algo extremadamente difícil. Debido a que el dolor crónico es tan difícil de describir, no es sencillo para quien no lo está experentando comprender realmente dónde se encuentra el dolor y cómo afecta a los pacientes».
En Europa, el dolor crónico es una de las causas más habituales las que se solicita atención médica. Aproxadamente un tercio de los afectados indica que el dolor crónico ha reducido alrededor de un 31 % (una media de 5.000 € al año) los ingresos de su unidad familiar, y la enfermedad en sí cuesta a los sistemas sanitarios europeos hasta 300.000 millones de euros anuales. Se calcula que un 90 % de ello es atribuible a costes indirectos, tales como pérdida de productividad, seguridad social y prestaciones sociales.
«Para muchos pacientes, los métodos convencionales con fisioterapia, medicamentos o cirugía no son la solución, y debemos explorar el uso de tecnologías innovadoras y rentables a medida que van apareciendo», comenta el Dr. Son Thomson, Especialista en Medicina y Neuromodulación en los Hospitales Universitarios Basildon Y Turrock, de la NHS Foundation Trust. «A largo plazo, la EME podría no solo mejorar el dolor del paciente, sino también reducir la carga en la economía sanitaria, al administrarse el tratamiento apropiado a la persona adecuada en el momento propicio».
Opciones terapéuticas como un sistema recargable de EME podrían ayudar a los pacientes a controlar el dolor crónico y posiblemente reducirían la necesidad de medicamentos diarios, aliviando la presión sobre los sistemas sanitarios. Varios estudios han demostrado que el coste de tratar a los pacientes con EME se recupera al cabo de uno a tres años, a diferencia de lo que sucede con los tratamientos convencionales, gracias a la reducción del uso de recursos sanitarios, como el tratamiento farmacológico y la repetición de ingresos hospitalarios.
Además de apremiar a los gobiernos europeos a actuar y solventar los problemas relacionados con el dolor, los organizares de la encuesta piden también un mejor acceso a los tratamientos innovadores que podrían beneficiar no solo a los pacientes, sino también a la economía sanitaria, mediante una rentabilidad demostrada.
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