La distribuidora audiovisual se lanza a la producción de series propias para competir con las grandes cadenas y convierte su prer producto en el más visto.
Vía @tiexica descubro la serie ‘House of Cards‘, que ha sido producida Netflix. La conocida plataforma de video bajo demanda ofrecía hasta ahora contenidos audiovisuales de terceros streaming, a cambio de una suscripción de 8 dólares al mes. Por el momento Netflix funciona en Estados Unidos, América Latina y algunos países de Europa; ‘House of Cards’ ha sido emitida en España Canal+.
Que una distribuidora como Netflix se lance a la producción propia es una excelente noticia, no sólo que diversifica su estrategia de negocio, sino que también supone apostar el g de contenidos. Asumir una producción plica dar un salto en su posicionamiento como cadena, invertir en talento y credibilidad y buscar nuevos públicos. Las grandes emisoras siempre han centado en sus contenidos su política de comunicación.
‘House of Cards‘ es una serie de intriga política interesante… si te gusta Kevin Spacey. Y es que el actor sota todo el peso de la narración, encarnando con una gran carga dramática a un villano que utiliza métodos poco convencionales para manejar los hilos del Congreso de Estados Unidos. Con esta producción, Netflix ha roto otra regla de la industria televisiva tradicional, al ofrecer la serie completa de 13 capítulos el mismo día, en vez de programar una entrega semana. Un nuevo guiño a los consumidores, que demandan desde hace tiempo tomar el control de su consumo audiovisual. Como anunciaba el propio Spacey en twitter, la serie es ya el show más visto en la historia de Netflix.
Su presupuesto ha ascendido a 100 millones de dólares, de los cuales 10 se destinaron a la promoción y los 90 restantes a realizar la prera temada. Buenos actores, una gran producción a cuyo mando ha estado David Fincher y un generoso plan de comunicación han acaparado la inversión. Un gran continente y sin embargo un envite menor en la esencia del contenido: el guión no es original, sino un remake de una serie británica emitida BBC en 1990. Adaptar un guión supone siempre un riesgo menor que producir uno original. De alguna partida había que controlar el presupuesto. Menos mal que solo es ficción.
MARKETING POINT María Feijoo, MarCom Manager de Antevenio (@mfeijoo)