El programa de ‘Salvados’ sobre la industria farmacéutica no ató nada nuevo. Destacaron los titulares alarmistas, el tono tendencioso, los temas superficiales, las declaraciones generalizadas y una parcialidad patente en la que se echa de menos desde la igualdad de tiempo dedicado a cada bando como la participación de todos los agentes responsables de la salud. Pero nada nuevo.
Con el ‘hashtag’ #sobremedicados, el programa de ‘Salvados’ sobre la industria farmacéutica ocupaba un puesto dentro de la lista de ‘trending topics’ incluso antes de empezar. Y es que, el programa de Jordi Évole fue seguido 3.117.000 espectadores y obtuvo un 14,9% de share. No dejó indiferente a nadie: contentó a unos e irritó a otros. Y, sorprendentemente, en este últo grupo no solo se dio aludida la propia industria farmacéutica.
Médicos, profesionales, periodistas especializados, asociaciones de pacientes e incluso los propios pacientes han manifestado sentirse profundamente dolidos con el programa. Por ejemplo, Nélida Del Estal Sastre, paciente y perteneciente a la Asociación de afectados el TDAH de Zamora, comenta que ‘el TDAH es algo demasiado tante en nuestra sociedad como para frivolizar de manera gratuita. Que un médico exponga su opinión en contra de la medicación para este trastorno no hace que dicha opinión sea concluyente, ni certera, ni mayoritaria, ya que el centaje de médicos que opinan de esta manera es ínfo. ¿Por qué no han buscado en el programa opiniones contrastadas? […] Esta noche habéis provocado dolor e indignación en muchas familias’.
Jordi Évole manipuló el tema a su antojo. Resolvió como un problema de salud pública lo que en definitiva era una denuncia a la competencia desleal. Es más, en ningún momento abordó la cuestión que todos esperaban: ¿Por qué el farmacéutico sigue teniendo la obligación de recetar genéricos cuando el medicamento de marca cuesta lo mismo?
Por otra parte, puso dos datos sobre la mesa que no tardaron en desmentir especialistas en salud. El prero era el que aseguraba que España es el segundo país del mundo en consumo de medicamentos per cápita. Sin embargo, parece que el presentador no consultó el gráfico en el que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) desmonta esta afirmación. El segundo dato se refería a que el gasto farmacéutico se sitúa en un 25% sobre el sanitario. Miguel A. Tovar, Associate Manager en Contenidos e información de Salud, resolvía esta controversia.
Y, aunque el programa se autopromocionaba anunciando que ‘Jordi Évole entrevistará a todos los actores de este negocio en España’, se echó de menos la participación no solo de más expertos del sector farmacéutico como algún responsable de genéricos, sino también de periodistas especializados. Puestos a rizar el rizo, podría haber expuesto sus presiones el periodista Miguel Jara. Así pues, el único actor que defendió los intereses de la industria fue Julián Zabala, tavoz de Famaindustria, la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica.
Julián Zabala negó que España fuese el segundo país a nivel mundial que más medicamentos consume y aseguró que las prácticas tales como regalar viajes estaban completamente desechadas. Desde Twitter, @Farmaindustria se lanzaba a indicar: ‘Ante cualquier práctica irregular que conozcáis, contactad con la Unidad de Supervisión Deontológica’.
¿Y el código deontológico del médico?
Para comenzar, Jordi Évole charló con Enrique Gavilán, del centro de Atención Praria de Monthermoso (Cáceres). Este médico no solo reconoce que los médicos recetan medicamentos en función de las ‘presiones comerciales’ que reciben parte de la industria farmacéutica, sino que se atreve a afirmar que tanto él mismo como otros médicos dan recetas a sus pacientes que saben que ‘no sirven para nada que tenemos prisa y no nos queremos complicar la vida’.
Jordi Évole dejó pune al médico ante estas alarmantes revelaciones; es Twitter el canal que recoge las reclamaciones sobre este tipo de comtamientos en agentes que tienen una alta responsabilidad para con la salud pública y que debe funcionar como regulador entre ética e intereses.
No contento con ello. ‘Sobremedicados’ aviva la inquietud social sobre la existencia de ‘enfermedades que venían con el medicamento debajo del brazo’, es decir, que es normal y cada vez más frecuente encontrar medicamentos que han sido creados antes de que la propia enfermedad para la que estaban destinados existiese. Una circunstancia que, incluso, estaba ligada a la creación de nuevas especialidades para abordar estas ‘enfermedades ficticias’.
El farmacólogo Joan Ramón Late corroboraba estas afirmaciones utilizando, para ello, el ejemplo del colesterol. El experto apuntaba que en España, ‘la industria tiene miles de personas pagadas para que le compren sus fármacos’. Jordi Évole también charló con Cecilia Tena que trabajó como visitadora médica hasta el año 2008 en compañías como AstraZeneca. La exvisitadora habla de regalos a médicos y detalla que contaba con un ‘presupuesto de inversión’ de 450 euros médico para convencer al profesional. En el programa se generaliza esta tesitura, pero en defensa de aquellos profesionales íntegros y respetables, cabe distinguir que no todos los médicos se venden ni todos los visitantes ejercen estas prácticas.
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