Este vies la escultora Marta Santos expone sus obras en el Auditorio municipal de Boadilla del Monte. Bajo el hierro, las cuerdas, la madera, el yute o la cera se esconden objetos alterados el tiempo y los elementos que Marta asocia, a pesar de ella misma, como si una periosa necesidad la hubiera puesto ahi para darles una nueva vida perfumada de materias naturales y radiantes de la fuerza que contienen.
Marta Santos, es madrileña y licenciada en psicología, practica la escultura desde hace 12 años y los compagina con su trabajo como consultora desde hace 20 años en grandes empresas, que le llevó a estar durante más de 10 en General Electric. Lleva desde 1993 viviendo en Francia, prero en París, luego en Toulouse y ahora en Marsella donde estos días expone también “Atando Cabos” en la Galería Invisible.
Sus preros pasos como artista estuvieron dedicados al pastel, la acuarela y la tinta. Es en el año 2001 cuando empieza la práctica que se ha convertido en su pasión: la escultura, en el taller del escultor Paul Flury, donde aprende la técnica de la soldadura al arco, el bronce y el trabajo sobre madera.
Marta encuentra todo tipo de material: metal, tejidos, madera… y en su manos y “a pesar de ella misma” estos encuentran una nueva vida “vivo el proceso creativo como un viaje más allá de mi consciencia, un viaje que me lleva a las raíces de la memoria inconsciente que todos compartos…” (su prera orientación profesional le permite conocer este tema y saber de qué esta hablando)
“Me siento atraída objetos y materiales que han sido transformados el tiempo, que se expresa a través de ellos con tal fuerza que una vez perdida su funcionalidad, son abandonados. Estos materiales despiertan nuestras emociones más recónditas y prarias, las que todos compartos con los cuatro elementos de la naturaleza: la tierra, el agua, el fuego y el aire…”
Marta, que es trilingüe, ama profundamente la palabra “creer” que se escribe prácticamente igual en francés y en español pero que tiene diferente significado.
En francés significa crear. La entrega al proceso de creación define su propia experiencia, como si fuera a pesar de ella que las criaturas tomaran vida. “Me siento como otra pieza, como una herramienta que se convierte en testigo del naciento de criaturas que estaban destinadas a tener su propia alma”.
Marta Santos tiene una energía excepcional, una generosidad que le da la fuerza necesaria para manipular esos materiales abandonados y atarles nueva vida… y con mucha frecuencia encontramos aflorar sus raíces españolas en su trabajo… las bailarinas, que son universales, evocan las bailaoras de flamenco, incluidas las de Julio González.
Un embrujo sobrevuela sus obras, en las que los tejidos iluminan y resaltan la belleza de las cosas perdidas.
La historia que nos cuenta Marta Santos es la nuestra, y cada uno de nosotros la lee con su propia poesía, que puede ser tanto la del niño soñador como la del adulto que se siente interrogado la muerte.
La exposición podrá verse hasta el 15 de junio de lunes a vies de 9:00 a 21:00 y sábados en días de espectáculo.
Auditorio Municipal: Calle de Isabel de Fasio, 16 Boadilla del Monte. Madrid
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