En la Tierra a martes, diciembre 24, 2024

Sobre la Asociación de la Prensa de Madrid (3): pagar cuatro veces por lo mismo

Entre los desmanes que perpetra contra sus asociados la actual junta directiva de la Asociación de la Prensa de Madrid pisoteando sus propios estatutos, no es el menor la exacción puesta perdón el pleonasmo a los propios asociados para seguir disfrutando del legendario Servicio Médico. Y digo exacción que se trata del cobro de cantidades desorbitadas de forma injusta y violenta: injusta el propio hecho de ser desorbitadas, pero más aún que supone repagar la sanidad pública; violenta que o pagas o no te curas y, francamente al menos es mi caso, cuando uno quiere alejar de sí el dolor, si puede hacerlo paga lo que le pidan.

{div float:left}{module APM Y ASOCIACIONES|table}{/div}Analicemos lo que es el repago y lo que es la violencia.

 

Repago es volver a pagar lo que uno ya ha pagado, y la sanidad pública la pagamos con nuestros puestos. El Servicio Médico de la APM es sanidad pública, se presta en nombre y sustitución del SERMAS (sanidad de la Comunidad de Madrid), como subcontratación del mismo.

 

Pero para poder recibirlo, la APM cobra una cuota ordinaria de socio, una cuota específica de servicio médico, y un talón de precio variable, pero muy alto en la mayoría de los casos, cada intervención del médico, desde la mera consulta a la cirugía a corazón abierto.

 

La cuota ordinaria financia la estructura del servicio médico (local, luz, teléfono, informática, papel, sueldos…) como se ha reconocido en la últa rendición anual de cuentas (medio millón de euros, 83 millones de pesetas, cargados a gastos generales de la APM). La cuota médica da derecho a ser atendido, así como a más a más el talón.

 

¿Que un asociado renuncia al servicio médico? Lo paga con su cuota ordinaria. ¿Que no renuncia pero no lo utiliza que nunca enferma? Lo paga con su cuota ordinaria y su otra cuota médica. ¿Que se pone malito? Lo paga con la cuota ordinaria, la cuota médica y la visita al facultativo.

 

Son tres pagos adicionales al pago individual de los puestos de cada uno. El asociado paga ¡cuatro veces! la sanidad pública. ¿No se llama a esto exacción?

 

Violencia es poner el repago con premeditación y nocturnidad, colándolo de matute en el transcurso de una asamblea general no convocada para ello, y sin inclusión del acuerdo a adoptar en el orden del día de la citada asamblea.

 

Premeditación es no informar a los socios de que se les va a pedir pagar ir al médico, “que vienen en masa y nos lo tiran abajo.”

 

Nocturnidad es cuando una asamblea vespertina se alarga con las discusiones de las cuentas anuales y las propias del repago, hasta votar casi de madrugada, cuando apenas queda alguien.

 

De matute en el transcurso se refiere a que así, en mitad de la asamblea, como quien no quiere la cosa, “mirad este documento que ¡ahí va! ¿no os lo han repartido? ¡Qué fallo! —os proponemos que aprobéis.”

 

Lo cierto es que los pisoteados estatutos exigen que toda documentación que deba ser estudiada en asamblea tiene que conocerse los 7.777 asociados con siete días de antelación, con independencia de que tampoco se pueden extraer acuerdos sobre asuntos no incluidos en el orden del día. ¡Naturalmente que los asociados habrían acudido en masa de haber conocido la encerrona que se preparaba! Incluso entregándose el proyecto de exacción a la hora de la convocatoria, se habría logrado reunir a suficientes personas sensatas que paralizaran el atraco, y digo atraco en su acepción coloquial.

 

Habrá algún ofendido que refutará esta narración amparándose en el voto de la asamblea. Pues bien, voy a describir como un año después de aprobado el requetepago médico, en tres líneas se ha rendido cuentas a la asamblea general de hace unos veinte días. No me invento nada, sólo redondeo cantidades

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Esta es toda la información de que dispone un asociado sobre las cuentas del Servicio Médico, que representa el 80 ciento del moviento económico de la APM.

 

Cuentas que, una vez sometidas a aprobación o eventual rechazo, han sido aprobadas con el siguiente resultado: a favor, 13 votos; en contra, 8 votos; abstenciones, 11 votos.

 

Sólo 13 asociados de la Asociación de la Prensa, de entre 7.777, bastan para convalidar un abuso. Teniendo en cuenta que la junta directiva la componen 23 personas, es para que Carmen del Riego se lo haga mirar. Y que de paso le revisen su aversión a la transparencia. Porque preside una asociación de periodistas, los grandes defensores del derecho a la información (sin periodistas no hay democracia…) y no de asesores fiscales, que me da que tienen otra percepción sobre lo que conviene publicitar. La señora ha tenido el cuajo en dos asambleas generales consecutivas de afirmar que no quiere dar más información ni más abundante “que luego la publican los periódicos digitales.”

 

La transparencia como la entienden estos periodistas merece reflexión aparte.

 

Quizá otro día.

 

Seguiremos informando…


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