El Mundo y El País han realizado un ‘revival’ del periodismo de investigación en los últos meses con el Caso Bárcenas. Papeles, folios y documentos que en la mayoría de los casos no han llegado a las redacciones de los diarios mediante extensas investigaciones periodísticas sino que filtraciones interesadas de despachos de abogados o miembros cercanos a los propios afectados. En este contexto se reabre el debate respecto de qué es y cómo se hace el periodismo de investigación. Una asignatura pendiente en la prensa española.
El jueves pasado ABC revelaba en dos entregas la manera en que El País, uno de sus diarios competidores, accedió a los papeles de Bárcenas que publicó la últa semana de enero. El diario revelaba que Jorge Trías, amigo del extesorero del PP Luis Bárcenas decidió entregar las fotocopias de estos documentos entregados Bárcenas al abogado del diario El País Gerardo Viada. Según indica el periódico de Vocento sólo estaríamos ante una filtración interesada de un abogado que prefirió el altavoz de un diario a los Tribunales para realizar su denuncia.
Este artículo refleja además plícitamente que en la obtención de estos papeles no medió ni la más mína investigación periodística, contraviniendo la versión extraoficial que venía dando el diario de Prisa y que hablaba de un trabajo tante de recolección y búsqueda de datos. En definitiva estamos ante un caso que no es muy distinto a lo que nos ha tenido acostumbrados en los últos años la investigación periodística: papeles filtrados interesadamente despachos de abogados, que los medios reciben de buena gana y que activan sendos casos de corrupción.
Esto nos lleva a la génesis de la investigación periodística y a preguntarnos realmente cómo y cuándo se debe gestar. Evidentemente es casi posible que alguna exclusiva o caso de corrupción destapado desde la prensa no tenga un punto de partida en una filtración interesada. El problema es si el periódico o medio de Comunicación en cuestión fía o juega todas sus cartas a este tipo de filtraciones y si articula todo su departamento de investigación en torno a estos hechos puntuales, sin la debida y necesaria contrastación.
En el caso español estamos más cerca del segundo caso ya que no existen equipos de investigación que estén enca de estos temas y que generen estas filtraciones, más allá de confiar en la ‘buena voluntad’ de algún abogado o persona interesada que el interese ‘compartir ‘sus documentos confidenciales. En el caso de El País y de confirmarse las informaciones de ABC, el mejor periodista de investigación paradójicamente ha sido el abogado del diario, algo que no habla muy bien de la cabecera, en especial considerando que han realizado un ERE hace pocos meses en que han abandonado el diario precisamente los profesionales con perfiles más afines a la investigación periodística.
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