En un principio se pensaba que el hecho de que Juan Carlos o Miguel, tartamudos, concursaran en Gran Hermano 14 iba a servir para ayudar a normalizar este trastorno de la comunicación. Sin embargo, en el programa del pasado jueves 9 de mayo, Mercedes Milá, comprometida con otras obras sociales, se burlaba del problema de los concursantes, algo que ha provocado la reacción de la Asociación de Tartamudos.
Nadie se reía cuando en una edición anterior del programa Gran Hermano había una chica invidente o con poca visión. Nadie le pedía que ‘ensayase un poquito’ para integrarse en la sociedad. Sin embargo, con Juan Carlos, concursante tartamudo de Gran Hermano 14, no se ha tenido tanto respeto ni consideración.
Mercedes Milá, presentadora que siempre está defendiendo nobles causas, se permitía la licencia de ‘burlarse de la tartamudez y hacer chanza sobre ella’. Así lo denunciaba la Asociación de Tartamudez en la Comunidad Valenciana. Francisco Martí Soriano, presidente de la Asociación, instaba a la cadena Tele 5 a pedir ‘disculpas públicas ante la últa mofa efectuada la Señora Mercedes Milá’.
Desde la Asociación de Tartamudez reclaman que la presentadora no tiene consideración con ‘las miserias que padecemos los tartamudos’ y lamentan que la disculpa es la única forma de hacer justicia a este colectivo, ya que ‘judicialmente es casi posible demandar a su cadena la falta de leyes que nos puedan proteger’.
Los expertos aseguran que la tartamudez es una discapacidad muy estigmatizada. Continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona que tartamudea, pues se cree que con ‘calmarse’ o ‘concentrarse más en lo que se dice’ se logrará hablar de forma fluida. Además, muchas personas, incluso algunos de los que padecen este trastorno, piensan y creen que la persona tartamudea que quiere.
Frente a estos mitos se muestra una realidad eclipsada. La tartamudez genera ansiedad en los individuos que la poseen, llegando a convertirse en fobia social, en donde se teme tartamudear frente a las personas, provocando en muchos casos el aislamiento social de quien tartamudea. Sentientos que son comunes, y muchas veces severos, son vergüenza, miedo, ansiedad, enojo y frustración. Una sensación de falta de control es común en quienes tartamudean, todo lo cual muchas veces es causa de depresión.
La Asociación de Tartamudez critica estas prácticas de ‘dogmatismo barato’ y defiende que el apoyo social ayuda a aminorar los efectos adversos de cualquier diferencia. Sobre todo de aquellas que, como esta, comienzan en la infancia y que padecen tantísos niños.
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